Por: Greenpeace
Tómate un momento y sólo escucha. ¿Qué puedes escuchar ahora mismo? ¿sirenas? ¿anuncios de servicios público? ¿el canto de las aves?
Durante los últimos tres meses he visto pasar el tiempo a través de mi ventana. En un país tras otro, en una ciudad tras otra, hemos sentido el miedo y el dolor de la pérdida, hemos honrado el trabajo de las y los profesionales de la salud y de quienes laboran en la primera línea de la epidemia, nos hemos unido en solidaridad con nuestros vecinos. Haber sido forzados a separarnos nos unió más.
Sin embargo, también hemos visto cómo se amplían las brechas. Generaciones de injusticia y desigualdad se combinan con redes de seguridad estrechas y el capitalismo del desastre que saquea los recursos, lo que deja a individuos, familias y comunidades más expuestas a un gran riesgo y luchando para afrontar las nuevas realidades.
Nada es como antes. La pandemia por COVID-19 ha vaciado parte de nuestras ciudades y ha colapsado el sistema de economía global. Los espacios vacíos en las bulliciosas ciudades se han convertido en un símbolo de la crisis pandémica. Depende de nosotros cómo elegiremos llenar esos espacios.
55% de nosotros vivimos en áreas urbanas, lo que sólo va a incrementarse. Ahora es nuestra oportunidad de reconstruir mejores ciudades, que sean más resilientes ante los desastres, centradas en el bienestar de toda la ciudadanía, donde nadie se queda atrás y todas las personas podamos ser saludables, felices y estar conectadas. Ciudades donde podamos consumir menos los preciados recursos de la Tierra, pero vivir más.
Necesitamos construir ciudades que sean saludables para las personas y para el planeta. Las pandemias y las crisis económicas se suman a la emergencia climática que está en curso. Debemos solucionar todas estas problemáticas juntas. Así es como podemos hacerlo:
Ciudades para el futuro
Transporte ecológico
Los automóviles ocupan en promedio el 50% de una ciudad, tomando en cuenta las carreteras y estacionamientos. En un año, el ciudadano promedio puede pasar 100 horas en embotellamientos. El sector del transporte es el que crece más rápido entre las fuentes que contribuyen a la emergencia climática. Algo no está bien.
Las ciudades deberían ser para las personas, no para los autos.
Hoy tenemos una oportunidad de rediseñar la movilidad en las ciudades: expandir los carriles para bicicletas, hacer que caminar sea más seguro, construir mejores trenes y sistemas de autobuses, e incluso prohibir por completo el uso de automóviles en las ciudades. Necesitamos formas seguras, asequibles y sostenibles de desplazarnos por nuestras ciudades; y eso no implica automóviles.
Las autoridades locales deben tomar medidas más audaces. Si se cierran las carreteras congestionadas y la ciudadanía reclama su espacio, podrían surgir barrios verdes.
Dieta sustentable
Cuando comenzaron los bloqueos en muchas ciudades, a la gente le preocupaba que no hubiera suficiente comida para todas las personas. Nuestras ciudades se han vuelto muy vulnerables, especialmente en tiempos de crisis, por el aumento de la inseguridad alimentaria y la desigualdad.
La forma en la que cultivamos nuestros alimentos contribuye al 24% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero; la agricultura animal, la producción de carne y lácteos al 14%; y los desechos de comida de comida al 8%. Sólo hay un ganador en este sistema quebrado: las corporaciones de la agricultura industrial.
Imagínate viviendo en una ciudad donde todo el alimento se cultiva localmente, en granjas urbanas o dentro de la región. Que sea alimento de temporada y ecológico. Un movimiento creciente de personas agricultoras, ciudadanía, gobiernos locales y comunidades está construyendo el futuro de los alimentos para hacer que nuestras áreas urbanas sean más resilientes.
Este movimiento está cultivando alimentos saludables en granjas y parcelas urbanas, jardines en la azotea y balcones; están organizando mercados de agricultores, cooperativas de alimentos y lugares para que las personas intercambien y accedan a alimentos saludables; están eligiendo servir más alimentos hechos a base de plantas en comedores públicos y restaurantes; y están cultivando, comprando y cocinando ingredientes locales y de temporada, lo que evita importaciones poco confiables y contaminantes.
Economía verde
Vivimos en un planeta con recursos limitados, pero nuestra economía funciona a un nivel en el que necesitaríamos tres planetas Tierra para satisfacer nuestro nivel actual de consumo. Nuestra adicción a consumir más y más cosas es una de las causas fundamentales del 60% de todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Necesitamos revertir estos hábitos insostenibles si queremos la oportunidad de mantenernos por debajo de 1.5 ºC.
Mientras hemos estado en confinamiento nos estamos dando cuenta de que no necesitamos tantas cosas para vivir bien.
Necesitamos restablecer nuestros hábitos generales de consumo, comprar menos y comprar mejor. Las ciudades necesitan que nosotros trabajemos para reducir la cantidad de lo que consumimos colectivamente, a través de promover la reutilización y el trueque, la reparación y el intercambio, con acceso a talleres y tiendas de trueque en cada ciudad. El reciclaje es el último paso en la larga vida de un producto. Esto reduciría la presión sobre las materias primas y disminuiría el desperdicio.
Espacios verdes
La demanda de áreas verdes en zonas urbanas está aumentando, así como también han crecido las investigaciones que vinculan los parques y los espacios verdes con el bienestar. La OMS sugiere que las personas no vivan a más de 300 metros de un espacio verde, pero en muchas ciudades, los parques y otros espacios verdes todavía se consideran un lujo solo disponible para unos pocos privilegiados.
Cuando tenemos áreas verdes en nuestras ciudades, nos sentimos con más ánimo para hacer más actividad física, relajarnos, jugar y disfrutar la convivencia con otras personas.
Transformar terrenos baldíos en jardines comunitarios y espacios verdes es una forma de experimentar el cambio que queremos crear y hacer visible el nuevo crecimiento que queremos para nuestras ciudades. La agricultura urbana podría involucrarnos más en el cultivo de nuestros alimentos y la regeneración de nuestras ciudades. Un espacio verde es nuestra forma de escapar de las presiones de la ciudad.
Volver verdes nuestros espacios vacíos, priorizar las relaciones sobre el consumo desechable, movernos sin contaminar tanto: así luce el futuro de nuestras ciudades.
Construyamos paso a paso una ciudad más segura, mejor y más limpia, a través de elecciones económicas coordinadas, acción política deliberada y con la ciudadanía liderando el camino.
La configuración de la ciudad del futuro comienza hoy y comienza con todos nosotros.
Este artículo fue publicado en el portal de Greenpeace, puedes ver el original aquí (ir al original).
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