Por: GenÉthico
Para poder mejorar necesitamos identificar el punto real en el que estamos y, quizás, para poder hacer esta medición de forma eficaz, la tecnología pueda ser un sinónimo de sostenibilidad.
A pesar de que son muchos los esfuerzos que se están llevando a cabo por instituciones, empresas, científicos y ciudadanía, seguimos con creencias poco rigurosas como que la COVID19 ha frenado el cambio climático, nada más lejos de la realidad. Que hayan bajado algunos índices de contaminación no implica que hayamos frenado el cambio climático. Debemos tener en cuenta que la vuelta a la “normalidad” está llevándose a cabo siguiendo criterios puramente económicos y no relacionados con la sostenibilidad. Estos criterios macroeconómicos inducen a una producción y contaminación aún mayores que las anteriormente generadas a la pandemia.
¿Puede la tecnología ayudarnos a ser más sostenibles?
La digitalización de las empresas puede ayudar a optimizar procesos y por tanto hacerlo de una forma más responsable. La innovación tecnológica aplicada a la sostenibilidad podría generar mucho conocimiento y aportar elementos clave para lograr objetivos, en materia de desarrollo sostenible, que a día de hoy soy difíciles de alcanzar.
Tenemos que tener en cuenta que la demanda de la sostenibilidad está cada día más presente en las empresas. Ahora la información ambiental, social y ética se solicita casi desde cualquier departamento. Desde recursos humanos se requiere el consumo medio por persona, el bienestar emocional de los trabajadores… En los departamentos de comunicación se necesitan la mayoría de los datos que se puedan aportar en una memoria no financiera. Y desde los grupos de inversión cada vez son más los que apuestan por empresas verdes, por lo que si una corporación quiere acceder a financiación, van a tener que presentar memorias de ODS para conseguir préstamos verdes. Para ello, hay que diseñar estrategias que permitan que las empresas sean éticas y tengan un propósito.
El principal valor añadido que puede aportar la tecnología al Desarrollo Sostenible es que las empresas puedan calcular de forma rápida y sencilla su huella ambiental. De este modo se logra:
- Reducción de costes y tiempo en la propia obtención de datos.
- Trazabilidad y confianza. La información será más rigurosa si desarrollamos la programación e interpretación de los datos de la forma más científica posible, lejos de los intereses de algunas corporaciones o entidades.
- Resiliencia. La tecnología deberá permitirnos flexibilidad, adaptabilidad y crecimiento de los datos sin perder la calidad de los mismos.
- Cooperativismo. Estos elementos tecnológicos deben emplear estándares justos, claros y globales, permitiendo el flujo de información y las comparaciones positivas que nos permitan identificar indicadores de progreso e indicadores a evitar.
- Generación de informes ágil y coherente. Esto permitirá llevar a cabo una gestión responsable y eficiente de las acciones que ya hemos emprendido como determinar aquellas que son necesarias de emprender.
Entonces… ¿la tecnología no contamina?
Como en casi todas las cosas, no es el qué sino el cómo. Las empresas tecnológicas tienen un gran reto por delante ya que a su espalda tienen el peso del consumo eléctrico. Necesitamos cambiar la forma de producir, consumir y distribuir la energía. No solo transformándola por energías renovables, las cuales tenemos que seguir optimizando; sino que debemos también transformar todo el mercado de los llamados “minerales de sangre” que permiten almacenar esa energía, por ejemplo, en nuestros dispositivos móviles.
Según los datos que publicaron en Visual Capitalist de la compañía Cumulus Media, cada minuto se envían en todo el mundo 38 millones de WhatsApp, se realizan 3,7 millones de búsquedas en Google, se ven 266.000 horas de Netflix o se ven 4,3 millones de vídeos en YouTube. Esto significa que si internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo.
Se estima que somos cerca de 4.100 millones de usuarios y que tenemos 30.000 millones de dispositivos conectados, lo que implica tener centros de datos con extensiones de hasta 130.000 metros cuadrados. Según Greenpeace, si pensamos en la huella ecológica, todo este conglomerado de actividad supone el 7% del consumo mundial de electricidad y produce el 4% de las emisiones mundiales de CO2.
Sí queremos romper con el mito de que lo digital es más sostenible, recordemos siempre que el pilar fundamental de la sostenibilidad es la reducción. Pensemos bien qué necesitamos y por qué. Invirtamos en innovación para desarrollar sistemas que nos permitan tener flujos éticos de materias primas y reducción de consumo. La circularidad en los procesos será un elemento clave para el Desarrollo Sostenible, también en el entorno digital.
Este artículo fue publicado originalmente en GenÉthico. Lea el original aquí.