En el panorama actual de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), surge una pregunta constante: ¿cómo pueden las empresas generar un impacto social profundo y escalable? La respuesta, según se desprende de una reciente entrevista en Valor Compartido Podcast con Christoph Gorder, director ejecutivo de Airbnb.org, podría estar en aprovechar los activos centrales del negocio para abordar problemas sociales.
De la mano de Javier Mestre, presentador de Valor Compartido Podcast, Gorder desgranó el innovador modelo de Airbnb.org, destacando cómo esta iniciativa «ha ido más allá de la figura tradicional de Responsabilidad Social Corporativa». Esta fundación independiente, pero fuertemente apoyada por Airbnb, no se limita a donativo; utiliza la plataforma y la red global de alojamientos de la empresa para ofrecer una estancia gratuita a personas en situación de crisis, desde desastres naturales y ahora viajes médicos.
El modelo presentado por Gorder demuestra una evolución hacia la creación de valor compartido, donde la misión social y los activos del negocio se alinean estratégicamente. «La compañía ha buscado creativamente formas de apoyar más allá de lo obvio, de mandar cheques o de hacer la sostenibilidad tradicional«, destacó recogiendo la esencia del compromiso de Airbnb: «¿Cómo podemos utilizar nuestro producto principal para apoyar a la sociedad?«.
Lejos de imponer soluciones, la organización actúa a través de alianzas con expertos locales. En el caso de México con Vuela, una organización con más de una década de experiencia apoyando a niños con cáncer y sus familias.
«Nosotros siempre trabajamos a través de expertos locales, porque ellos están muy apegados a las comunidades, saben las necesidades, y también atienden mucho más necesidades que solamente el hospedaje«, explicó Christoph Gorder. Esta colaboración que arranca en México permite una ayuda integral. Airbnb.org proporciona el financiamiento y el acceso a su red de alojamientos, mientras que la ONG local, Vuela, identifica a las familias, evalúa sus necesidades específicas y les brinda un acompañamiento psicosocial y logístico completo. Esta simbiosis asegura que la intervención sea efectiva, contextualizada y respetuosa.
Otro pilar fundamental que Gorder destacó es la estructura única de Airbnb.org. Es una ONG independiente con su propia junta directiva, lo que le otorga autonomía para perseguir su misión social. Sin embargo, mantiene una relación simbiótica con Airbnb que va mucho más allá de la financiación.
«Airbnb es nuestro donante más importante«, afirmó Gorder, pero el apoyo incluye la exención de comisiones en la plataforma, la cobertura de gastos operativos y, quizás lo más valioso, el acceso a la tecnología, el conocimiento y la red de la empresa matriz. «Nos han dado una autonomía, una independencia de crecer mucho más allá de lo que es la figura tradicional de RSC«, recalcó subrayando cómo este modelo híbrido potencia capacidades que una ONG tradicional no podría desarrollar en tan poco tiempo.
El resultado es un ecosistema donde la empresa no solo financia, sino que habilita. Proporciona su «músculo» operativo –sistemas de monitoreo global, equipos comerciales y una red de millones de anfitriones– para que la fundación pueda escalar su impacto de manera exponencial. «Para mí, que he laborado 25 años con ONGs, es como una enorme oportunidad para cuestiones humanitarias«, concluyó Gorder.
La iniciativa con Vuela es solo el primer paso de un plan más ambicioso que busca atender otras causas, como la violencia doméstica o el apoyo a artistas y científicos. El caso de Airbnb.org, demuestra que la RSE más auténtica y poderosa es aquella que nace del corazón mismo del negocio.
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