Arantza Teyssier Reyes, estudiante de Derecho en el Tecnológico de Monterrey Ciudad de México, es un ejemplo de traslado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a comunidades marginadas de la mano del proyecto We Grow. Desde 2011, Teyssier Reyes ha desarrollado iniciativas escolares para poner sus ideas al servicio de los demás, hasta que concretó este enfoque destinado a poblaciones vulnerables, en compañía de sus entonces compañeros de preparatoria. Y aunque tomaron rutas distintas en la universidad, su liderazgo permitió que el proyecto continuara y, de paso, que se enriqueciera con miradas interdisciplinarias.
Hasta el momento, han trabajado en zonas de Xochimilco y Milpa Alta. Uno de sus primeros pasos ha sido la realización de huertos verticales, sobre todo con plantas medicinales y consumibles. Para ello, analizan diferentes lugares e identifican el sitio ideal para instalarlos y enseñar a la población local a mantenerlos y a sacar provecho de ellos. Esto, por ejemplo, va de la mano con el segundo ODS, Hambre cero.
La estudiante de Derecho desarrolló en la preparatoria un proyecto que une iniciativas de seguridad alimentaria o menstruación digna
Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sostiene que la seguridad alimentaria abarca desde la protección social para salvaguardar alimentos inocuos y nutritivos, especialmente para los niños, hasta la transformación de los sistemas alimentarios. De hecho, “es una de las experiencias que más se me han quedado grabadas. Volvimos a la misma comunidad meses después, para otra acción, y la gente se acercó para mostrarnos sus avances, ya habían replantado atrás de sus casas tomates y hierbabuena, por mencionar algunos ejemplos”, contó Arantza.
Este ODS está considerado como una de las bases para alcanzar, eventualmente, aquellos relacionados con la educación, la salud y la igualdad de género. Con ello en mente, Arantza Teyssier también ha apostado por el impulso de la menstruación digna. Es el caso de Ranchito, en Xochimilco, un asentamiento irregular de casas hogar de mujeres y niñas donde “hablamos de derechos humanos, pero también de perspectiva de género”, dijo.
Y es que, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Gestión Menstrual publicada hace dos años, en México 69% de las encuestadas admitió que tuvo poca o nula información cuando le llegó su primer periodo. Además, más de la mitad no tenían acceso gratuito a productos de gestión menstrual en sus escuelas o lugares de trabajo. A base de colectas, We Grow ha acercado este tipo de productos y difundido enseñanzas basadas en el ecofeminismo.
“Creo que puede haber un dilema de qué tiene que ver el cambio climático con la violencia de género. Por ejemplo, existe un colectivo llamado Mujeres por la tierra, el cual dependía de la siembra del maíz nativo en Milpa Alta, pero las diversas cuestiones del cambio climático les afectaban de manera transversal; lo importante no es vernos como números, sino humanizarnos y entender que impacta hasta la manera en que consumimos”, mencionó.
La estudiante comentó que esa manera de entretejer no solo los 17 ODS, sino las tareas cotidianas es una cuenta pendiente, incluso en foros internacionales. “Planear desde una perspectiva interseccional, de género y de infancia; creo que falta mucho por discutir en ese aspecto”, aseveró.
Los resultados de este proyecto le han valido a Arantza Teyssier reconocimientos como el Premio de la Juventud 2024. Asimismo, reportó recientemente sus avances en el marco de la Semana de Acción Global por la Agenda 2030, orquestada por la organización MY World México. Sus siguientes pasos, concluyó, se centrarán en el aprovechamiento de la inteligencia artificial para agilizar la atención y apoyos, así como para instaurar procesos de prevención y acompañamiento.
*Comunicado de prensa