En el marco del Día Mundial de la Alimentación, LLYC presenta un análisis que retrata los cambios estructurales en la manera en que México produce, consume y conversa sobre los alimentos. De acuerdo con los hallazgos del Radar México 2025, el sector agroalimentario atraviesa una transformación acelerada, impulsada por una regulación más estricta, la exigencia de transparencia y la presión social por prácticas sostenibles. Hoy, alimentarse es una decisión informada, que entrelaza salud, sostenibilidad y reputación.
El estudio revela cómo las políticas de salud pública están reconfigurando el consumo y el relato social en torno a la comida. Desde la implementación del etiquetado frontal en 2024, el consumo de refrescos, bebidas azucaradas y snacks se ha reducido hasta en un 50% según el International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity. Especialmente entre jóvenes y adultos. Este cambio no solo refleja nuevos hábitos de compra, sino una transformación en la conversación pública, donde ingredientes, procesos y promesas de marca son sometidos a un escrutinio constante.
Entre las sugerencias al sector agroalimentario, LLYC recomienda adoptar narrativas basadas en datos y evidencia científica
Además, el 16% de la conversación digital se concentra hoy en temas de fiscalización de ingredientes, como el exceso de azúcar o grasas saturadas. Plataformas como TikTok han amplificado debates virales —como el del uso del colorante Rojo 3—, evidenciando una nueva relación de poder entre consumidores y marcas, basada en la información, la ciencia y la presión social.
“Estamos viendo una evolución hacia un consumidor más informado y con mayor capacidad de influencia, que exige evidencia científica y coherencia reputacional detrás de cada producto. En este contexto, la transparencia y el respaldo técnico se han convertido en factores de competitividad que determinan no solo la decisión de compra, sino también la confianza en las marcas”, señaló Catalina Barragán, Reputation & Leadership Director en México.
Otro hallazgo relevante es el creciente escrutinio sobre la gestión del agua. El informe indica que el 34 % de la conversación digital sobre la crisis hídrica se concentró en empresas agroindustriales y embotelladoras, frecuentemente señaladas por la sobreexplotación de los mantos acuíferos. Sin embargo, los datos oficiales de la CONAGUA muestran que la agricultura concentra entre el 67 % y el 77 % del uso total del agua en México, mientras que el uso industrial directo representa apenas una fracción de ese volumen.
Este contraste revela que, más allá del consumo operativo, la presión sobre el sector agroalimentario es principalmente reputacional: una percepción amplificada por la crisis hídrica y el debate público. “El agua dejó de ser un tema operativo para convertirse en una variable estratégica de reputación y sostenibilidad. Las compañías que no transparenten sus consumos y políticas de gestión responsable enfrentarán crecientes riesgos de escrutinio social, pérdida de licencia social y deterioro de confianza”, agregó Catalina Barragán.
La conversación digital refleja una redefinición profunda de lo que entendemos por “alimentación saludable”. Hoy, el 69% de los contenidos sobre tendencias alimentarias gira en torno a vitaminas y suplementos, mientras que las dietas veganas y vegetarianas representan ya cerca del 30%. Crece el interés por los alimentos funcionales, fortificados y de origen vegetal, en paralelo con una desconfianza cada vez mayor hacia los mensajes ambiguos o sin sustento científico. En este nuevo entorno, la credibilidad se ha convertido en el principal ingrediente de la confianza. Por ello, las marcas necesitan reformular sus narrativas desde la evidencia científica, la transparencia y una sensibilidad cultural genuina.
«Desde LLYC, subrayamos que las empresas del sector agroalimentario deben pasar de la reacción a la anticipación, con estrategias que fortalezcan su reputación y construyan relaciones de largo plazo con audiencias más informadas y exigentes. El reto ya no es solo comunicar, sino demostrar compromiso, coherencia y propósito frente a un consumidor que evalúa y dialoga en tiempo real«, remarcaron desde la agencia.
Entre las recomendaciones clave destacan:
- Adoptar narrativas basadas en datos y evidencia científica, capaces de sostenerse ante el escrutinio público.
- Fortalecer la relación con autoridades, medios y sociedad civil mediante estrategias de advocacy que abran espacios de diálogo informado.
- Anticipar riesgos reputacionales en un entorno donde un rumor puede escalar en minutos y una omisión puede costar confianza.
El Día Mundial de la Alimentación nos recuerda que el futuro del agro mexicano no depende de producir más, sino de producir mejor. Las marcas que comprendan este cambio —y que sean capaces de conectar la sostenibilidad con la ciencia, y la ciencia con las emociones— serán las que lideren la conversación y recuperen la confianza del consumidor que busca no solo sabor y conveniencia, sino también coherencia, salud y propósito.
*Comunicado de prensa