Por: Mauricio Alfonso Santos Mayorga,
VP Director of Investment Portfolios en GBM y Director de Fundación por Una Sonrisa.
En el contexto internacional, México es considerado uno de los mejores lugares para hacer negocios gracias a su ubicación geográfica estratégica, buena relación con las principales economías a nivel mundial, manufactura y mano de obra calificada. Sin embargo, en el aspecto del desarrollo social aún hay mucho trabajo por hacer.
Muestra de ello es el fenómeno del nearshoring en el país, que impactó en el crecimiento de la Inversión Extranjera Directa (IED), llegando a 31,100 millones de dólares en el primer semestre del 2024, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía. Las inversiones y los acuerdos de libre comercio con mercados internacionales han sido parte fundamental para acelerar el crecimiento del país.
No obstante, la falta de servicios de salud y educación, pobreza en distintas regiones y escasez de recursos económicos son limitantes que impiden la mejora en la calidad de vida de las personas. Los grupos vulnerables se encuentran en una situación complicada al no contar con lo necesario para hacerle frente a los problemas diarios y satisfacer sus necesidades básicas.
La dimensión holística Índice de Progreso Social (IPS) 2015-2022, mostró que el puntaje en 2022 era de 65.2 puntos sobre 100, cifra positiva después del retroceso por la pandemia. Para el crecimiento es necesaria más inversión en infraestructura social, salud y educación, para ir más allá de los indicadores económicos y alcanzar mayores niveles de progreso social.
Es aquí donde las empresas e instituciones financieras, además de trabajar en aprovechar oportunidades de inversión para un crecimiento económico sostenible, debemos hacer sinergia para crear programas y organizaciones sin fines de lucro con el fuerte compromiso con los sectores más vulnerables de nuestro país.En el contexto actual, la iniciativa privada con un sentido de responsabilidad social puede hacer una diferencia importante.
Por ejemplo, en 2023 el huracán Otis de categoría 5 impactó fuertemente en Acapulco y otros municipios de Guerrero, un suceso que no se esperaba de tal magnitud. La unión de esfuerzos entre Fundación Inbursa y Fundación Por una Sonrisa de GBM hizo posible la recaudación de despensas y víveres para atender de forma inmediata a la población afectada. Se fumigaron más de 20,000 hectáreas para mitigar los riesgos de salud por dengue y chikungunya, y se atendieron inmuebles como escuelas, centros de educación y más de 400 viviendas, con el fin de brindar los recursos necesarios para quienes más lo necesitaban.
Los resultados de esta sinergia son una pequeña muestra de lo que se puede lograr para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, no solo en momentos de crisis, sino en la lucha constante por el desarrollo social, en donde todas las personas, independientemente de su situación, puedan contribuir al crecimiento y bienestar de la sociedad.
Seamos partícipes en la inversión de oportunidades con especial enfoque en la educación, salud y vivienda para un desarrollo social en un entorno equitativo y justo, en pro de los grupos vulnerables. Las inversiones y aportaciones que hagamos el día de hoy, tendrán un impacto positivo en el mañana.