A finales del año 2019, el mundo comenzó a escuchar sobre un virus que se estaba propagando en China, una enfermedad que no conocíamos, que no sabíamos lo que podía causar. Pocos meses después, este virus comenzó a propagarse por todos los países y transformó la vida del planeta entero.
Desde entonces, hemos tenido que enfrentarnos a un escenario adverso, a situaciones desconocidas, la pérdida de seres queridos, la inestabilidad económica y laboral, la paralización de actividades productivas, el distanciamiento social, entre muchas otras cosas.
Por ello, hemos tenido que adaptarnos a un nuevo contexto, a poder realizar nuestras actividades en un esquema de nueva normalidad, porque el mundo no volverá a ser como antes, o al menos no en un futuro cercano. Y en el sector productivo, laboral, empresarial y de emprendimiento, también hemos tenido que hacer frente a la transformación.
En estos meses de un largo y desafiante camino, ¿qué aprendizajes hemos adquirido? Algunos son:
Estar abiertos al cambio es indispensable
Algo que ha marcado este contexto de pandemia es que hemos tenido que aprender a adaptarnos al cambio, incluso acelerado. Esto nos ha llevado a desarrollar o fortalecer nuestra capacidad de adaptarnos, de entender que hay muchos factores fuera de nuestras manos que pueden transformarlo todo.
En estos meses, hemos aprendido que los cambios pueden ocurrir, y debemos estar abiertos a esas etapas y buscar soluciones para hacerle frente y salir fortalecidos de ellas.
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La tecnología es nuestra aliada, pero no sustituye los esfuerzos humanos
Si bien el uso de recursos tecnológicos ha sido clave para poder mantener en funcionamiento muchas actividades, para muchos no fue fácil confiar en sus beneficios por miedo, desinformación o desconfianza. Sin embargo, ningún recurso tecnológico puede sustituir el talento, esfuerzo y dedicación de los seres humanos.
Aunque la tecnología se volvió nuestra gran aliada en el contexto de pandemia, al automatizar o digitalizar algunos procesos nos permite enfocar los esfuerzos en realización de tareas que requieren del ingenio, habilidades, creatividad y trabajo de las personas, algo que las herramientas tecnológicas no tienen.
Hay que tener siempre un plan de acción y respuesta
Toda organización puede tener muy definidos sus procesos, pero cuando un factor externo llega a cambiarlo todo, muchas de ellas tienen que responder basándose en la improvisación. Esto ocurrió al inicio de la pandemia en muchas empresas o proyectos, y aunque muchas lograron sobreponerse, otras sufrieron mucho en este proceso y resultaron afectadas.
Esto nos llevó a aprender que no podemos tener todo bajo control, siempre habrá situaciones adversas que nos pondrán a prueba, y debemos estar preparados con un plan de acción y respuesta para hacer frente a nuevos desafíos.
Aprendimos la importancia de aprender
Algo que nos ha demostrado la situación actual es que, aunque podemos saber muchas cosas sobre nuestras actividades, siempre habrá algo nuevo que aprender para responder a los retos que se nos presenten y sacar adelante los proyectos.
Por ejemplo, la pandemia nos obligó a mantener el distanciamiento social y tuvimos que aprender a realizar nuestras actividades desde el confinamiento, usar herramientas tecnológicas, mejorar nuestra comunicación con otros, entre muchas otras cosas que nos han ayudado a seguir adelante.
Vivimos en tiempos de cambio, de una transformación acelerada que nos ha exigido mucho más de lo que creíamos que podíamos dar. A pesar de ello, nos hemos fortalecido, hemos salido adelante y hemos aprendido muchas cosas en el camino. Y en este sentido, debemos tener la disposición y ganas de seguir adquiriendo conocimientos para hacer realidad cualquier proyecto.
Por CEMEX-Tec.
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