La contaminación acústica en las ciudades puede tener unos efectos devastadores a largo plazo en la salud física y mental de las personas, destaca un nuevo informe sobre problemas medioambientales de la agencia de la ONU para el medio ambiente, que alerta también sobre los mortíferos incendios forestales y la alteración de los ciclos de la vida debido al cambio climático.
Los sonidos no deseados, prolongados y de alto nivel procedentes del tráfico rodado, el ferrocarril o las actividades de ocio perjudican la salud y el bienestar de los ciudadanos, que padecen molestias crónicas y alteraciones del sueño.
Estas molestias y alteraciones conducen a su vez a graves enfermedades cardíacas y trastornos metabólicos, como la diabetes, al tiempo que causan problemas auditivos y una peor salud mental.
La contaminación acústica provoca 12,000 muertes prematuras al año en la Unión Europa y afecta a uno de cada cinco de sus ciudadanos. Los niveles de ruido aceptables se superan en muchas ciudades del mundo, entre ellas Argel, Bangkok, Damasco, Dhaka, Ho Chi Minh City, Ibadan, Islamabad y Nueva York.
Los más afectados son los más jóvenes, los ancianos y las comunidades marginadas cerca de carreteras con mucho tráfico y zonas industriales y alejadas de los espacios verdes.
El informe, titulado Fronteras 2022: ruido, llamas y desequilibrios también llama la atención sobre el aumento y la frecuencia de los fuegos forestales, así como las alteraciones en el calendario de los ciclos vitales en los sistemas naturales causando graves daños ecológicos.
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La alteración del ritmo vital de las plantas y los animales
El ritmo natural de las plantas y los animales está condicionado por la fenología, que es el calendario de las etapas recurrentes del ciclo vital biológico, impulsado por las fuerzas ambientales, y el modo en que las especies —que interactúan en un ecosistema— responden a las condiciones cambiantes.
Las plantas y los animales en los ecosistemas terrestres, acuáticos y marinos utilizan la temperatura, la duración del día o la lluvia para saber cuándo desplegar la hoja, florecer, dar frutos, criar, anidar, polinizar, migrar o transformarse.
Sin embargo, el cambio climático altera estos cambios fenológicos, empujando al desajuste de los ritmos naturales de estos seres vivos y dando lugar a desequilibrios, como cuando las plantas cambian las etapas del ciclo de vida más rápido que los herbívoros.
Asimismo, las señales climáticas locales que desencadenan la migración de las aves pueden dejar de predecir con exactitud las condiciones de su destino y de los lugares de descanso a lo largo de la ruta.
Los cambios fenológicos en los cultivos suponen un reto también para la producción de alimentos. Por ejemplo, los cambios en el ritmo natural de las especies marinas de carácter comercial y sus presas tienen consecuencias significativas para la productividad de las poblaciones y las pesquerías.
Según el informe, es crucial mantener los hábitats adecuados y la conectividad ecológica, fortalecer la integridad de la diversidad biológica y coordinar los esfuerzos internacionales a lo largo de las rutas migratorias. Subraya, además, la importancia la importancia de reducir las emisiones de CO2para limitar el calentamiento global.
Puedes leer el informe completo aquí (ir al informe).
Con información de la ONU.
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