En un mundo cada vez más desconectado de la naturaleza, la Formación de Facilitadores de Terapias de la Naturaleza de Reforestación Interior emerge como una respuesta necesaria para reconectar con nuestro entorno natural y con nosotros mismos. Este innovador programa, pionero en México, ha sido diseñado para que los participantes redescubran su profunda relación con la naturaleza, comprendiendo desde la experiencia personal el por qué los entornos naturales tienen un efecto terapéutico poderoso y transformador.
La formación no solo proporciona los fundamentos teóricos y científicos sobre el poder sanador de la naturaleza, sino que también resalta la interdependencia que tenemos con nuestro entorno. A través de vivencias inmersivas y transformadoras, los participantes integrarán este conocimiento de manera auténtica y personal, adquiriendo las herramientas necesarias para diseñar y facilitar experiencias en la naturaleza con un enfoque consciente, regenerativo y seguro.
Este movimiento está creciendo en EEUU y España
Detrás de esta iniciativa están Hada Arguelles y Miguel Medina, como instructores Paula Pijoan, Sofía Ponce, Carlos del Campo, Daniel Behn, Mónica Carrera y Juan Pablo Molina, agentes comprometidos con el bienestar, la salud y la sostenibilidad. Hada, fundadora de la formación, comenta que esta formación surge «de nuestra pasión por la naturaleza y nuestra visión de un mundo en el que vivimos en armonía con nuestro entorno. En otros paises como España y Estados Unidos estas prácticas están creciendo y en México aun no se había desarrollado este movimiento. Por eso, decidimos crear esta formación, hecha por y para mexicanos«.
Por su parte, Paula Pijoan, la primera mujer y mexicana en certificarse como guía de bosque en Estados Unidos, se unió a este proyecto con la misión de adaptar y desarrollar una currícula única que responde a las necesidades y contextos mexicanos.
A diferencia de otros programas centrados en el baño de bosque o terapia forestal, la Formación de Facilitadores de Terapias de la Naturaleza va más allá, abarcando cualquier entorno natural como un espacio potencialmente terapéutico. «Nosotros elegimos llamarla ‘terapias de la naturaleza’ porque creemos que cualquier encuentro consciente con la naturaleza puede ser profundamente sanador,» explica Hada.
Esta práctica, que tiene sus raíces en el shinrin-yoku o baño de bosque, originado en Japón en los años 70, ha sido objeto de numerosos estudios científicos en las últimas décadas. Investigaciones han demostrado que pasar tiempo en la naturaleza puede reducir la ansiedad, el estrés, mejorar el sistema inmunológico y tener efectos positivos en la salud mental que perduran por semanas.
La formación también se alinea con la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible, que subraya la conexión entre el bienestar humano, el medio ambiente y los derechos humanos fundamentales. En tiempos de creciente estrés y adicción a las pantallas, las terapias de naturaleza como un encuentro consciente con el entorno a través de los sentidos se presenta como una alternativa simple pero poderosa.
*Comunicado de prensa