Por: ONU Medio Ambiente
La brasileña Anna-Luisa Beserra, de 21 años, siempre quiso ser científica. Cuando era una niña, todo producto doméstico tenía potencial para convertirse en el próximo experimento, desde el jabón de lavaplatos hasta el champú.
«Solía jugar con mis primos a hacer compuestos químicos con cualquier líquido que pudiéramos encontrar. Los mezclábamos y pretendíamos ser científicos profesionales», recuerda.
Pero luego, las cosas se pusieron serias. En un viaje a comunidades remotas, en paisajes semiáridos, se dio cuenta del verdadero poder de la ciencia para cambiar vidas. Ahora su sueño es diferente: usar su habilidad para inventar nuevas tecnologías que beneficien a las comunidades de escasos recursos.
Específicamente, quiere darles acceso a agua potable segura. «Poder beber agua limpia es un derecho básico que todos deben disfrutar. Pero en las zonas semiáridas del noroeste de Brasil, la escasez de agua es un problema”, explica.
“Estas comunidades rurales necesitan almacenar agua durante la estación lluviosa, para no tener que caminar largas distancias en la temporada más seca. A veces, el agua está contaminada y puede causar enfermedades», dice.
Las enfermedades diarreicas son una de las principales causas de muerte en el mundo relacionadas con el agua potable no segura y la falta de acceso a un servicio adecuado de saneamiento e higiene. Los mayores afectados son los más jóvenes, los pobres y los habitantes de las zonas rurales.
La solución de Beserra, Aqualuz, es un filtro innovador que purifica el agua de lluvia recolectada en cisternas, en áreas rurales sin acceso al agua corriente, una situación que afecta a más de un millón de personas en Brasil.
Con Aqualuz, el agua en las cisternas se purifica gracias a los rayos del sol. Cuando el líquido alcanza condiciones seguras para beber, un indicador cambia de color.
“Las comunidades locales me contaron sobre las enfermedades en sus familias, probablemente causadas por la falta de agua limpia. Quería hacer algo para ayudar a resolver el problema”, relata.
“Comencé a investigar y encontré un método de desinfección solar de agua con base en la radiación solar. Junto con la comunidad, lo probamos para crear un producto que puedan usar y que sea eficiente y duradero”, explica.
Beserra ha trabajado en este filtro desde que se graduó de la escuela, y luego de años de trabajo incansable Aqualuz está en la fase final de su desarrollo.
El invento es de bajo costo, fácil de mantener y limpiar, y puede durar hasta 20 años. Aunque la tecnología está siendo probada actualmente en Brasil, tiene potencial para ser aplicada en otros países.
Beserra dice que su objetivo es combinar las cualidades bondadosas de su madre, quien es enfermera, con las habilidades empresariales de su padre. Además, está fuertemente inspirada por su abuela, quien tiene cinco títulos académicos y continúa estudiando.
“Heredé la creatividad de mi padre y la inspiración para el impacto social de mi madre. Creo que mi pasión por el medio ambiente y la ciencia proviene de mi abuela. ¡Entonces, estoy aprovechando una rica herencia!”, bromea.
«Espero que lo que hago pueda mejorar la vida de las personas y salvar vidas. Mi visión es llegar a más de un millón de familias en Brasil que tengan cisternas en sus hogares. Todos merecen agua limpia para beber», añade.
Lis Mullin Bernhardt, experta en agua dulce del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, señala que “con el aumento del estrés hídrico y de la competencia por el recurso en muchas partes del mundo debido al consumo excesivo y los impactos climáticos, es esencial que encontremos formas innovadoras de proteger y proporcionar agua segura para una de nuestras necesidades más básicas: hidratarnos. Tecnologías como esta son un buen ejemplo de una solución local para resolver un problema global».