Unas linternas recargables, celulares, una bocina, un pequeño refrigerador, una licuadora… un grupo conformado por niños y adultos de una misma vecindad elige pequeños dibujos de estos aparatos para colocarlos sobre una lámina que representa una casa. Sobre su tejado se ha ilustrado un panel solar, uno como el que hace pocos días vieron instalar en sus viviendas. Los aparatos que tienen que elegir son aquellos que podrán conectar al nuevo sistema de energía solar que por primera vez lleva la luz a sus hogares.
En el Cerrito de la Garza, la mayoría de los vecinos se dedica a la fabricación de ladrillo y tabique. De una presa cercana es de donde obtienen la lama para poder fabricarlos. Con esos mismos materiales también levantaron y siguen construyendo sus hogares. Sin embargo, desde hace mucho batallaban para tener acceso a los servicios más básicos: luz, agua y drenaje. Luces de Esperanza, la iniciativa de la compañía energética en alianza con las autoridades locales, les ha proporcionado uno de ellos.

Ocampo, donde se ubica esta comunidad, forma parte de los cinco municipios beneficiados por Luces de Esperanza en el estado de Guanajuato. Los otros son Dolores Hidalgo, San Felipe, San Luis de la Paz y Salamanca. Justamente cuatro de estos cinco forman parte de los 150 municipios del país con mayor índice de intensidad migratoria entre México y Estados Unidos según el Consejo Nacional de Población (CONAPO). En su informe de 2020, Dolores Hidalgo ocupa el puesto 15, San Luis de la Paz el 26, Ocampo el 86 y San Felipe el 142.
Proveer luz solar a comunidades sin acceso a la electricidad con sistemas que funcionan más de 10 años
Iberdrola México ha destinado a esta primera parte del proyecto Luces de Esperanza en Guanajuato, 6,6 millones de pesos. Erika Fernández, coordinadora de la Fundación Iberdrola México, explica que Luces de Esperanza está diseñado para proveer energía eléctrica a comunidades rurales que nunca han tenido acceso a la red eléctrica y no lo tendrían en un futuro próximo, habitualmente en regiones vecinas a las plantas de la empresa.
En estos lugares, habitualmente remotos, se iluminan con sistemas de energía solar viviendas que estén habitadas y espacios comunitarios como escuelas o centros de salud. Fernández subraya que Luces de Esperanza está concebido como un proyecto sostenible a largo plazo, “que pueda proporcionar el servicio de luz como mínimo durante 10 o 15 años a las personas beneficiarias”.
Para lograr este objetivo, la coordinadora de la Fundación Iberdrola México destaca el papel que juega el aliado técnico con el que ejecutan la iniciativa, Iluméxico, cuyo trabajo incluye la prospección de las viviendas candidatas a formar parte del programa, la colocación de los sistemas fotovoltaicos, pero también el mantenimiento y el seguimiento para que los equipos duren el mayor tiempo posible.
“En ocasiones nos encontramos que las viviendas ya recibieron apoyo de otros programas de este tipo en el pasado, pero o dejaron de funcionar porque no les explicaron bien cómo se usaban o porque nunca les dieron acompañamiento”, apunta el instalador José Ribera Carrillo.
Los técnicos de Iluméxico visitaron la zona a finales de 2024 y se entrevistaron con los vecinos. “Yo en un principio sospeché que se trataba de una estafa”, confiesa Alejandro Martínez, habitante del Cerrito de la Garza, cuya incredulidad le hizo pensar que “ya no volverían”.
Pero sí regresaron a la casa de Alejandro y su esposa, Ignacia Flores, y esta vez con los materiales necesarios para hacer la instalación de un sistema fotovoltaico. Alejandro ha tenido que mover los inventos que había confeccionado para poder alumbrarse, aunque fuera algo, en las noches y así hacer hueco a los nuevos enchufes, apagadores y luminarias con las que ahora puede tener luz las 24 horas del día.
El programa incluye mantenimiento de los sistemas instalados
Igualmente, sus vecinos José Juan Manuel García y Olivia Flores se alegran de tener que dejar de usar la motocicleta para iluminar el exterior de su casa e incluso ahora tienen más facilidades para ofrecer en grupos de redes sociales la venta de los ladrillos y tabiques que fabrican.
Este material lo producen en el mismo terreno en el que están construyendo su casa, de momento de una sola pieza, y en la que viven con sus hijos. Ellos estrenan corte de pelo, rasurados por la madre con la máquina que ahora puede conectar a los nuevos enchufes.
En la elaboración de los ladrillos y tabiques, a José Juan Manuel lo ayuda un experimentado ladrillero, Manuel Martínez, que vive unos metros más abajo junto a su esposa María Rafaela Sandoval. Ellos, de avanzada edad, también están estrenando el sistema de energía solar fotovoltaica que han en su hogar, y agradecen que ahora pueden alargar las visitas de sus hijos hasta la noche.

María Rafaela apunta que será su marido el que irá en bicicleta al centro de Ocampo para realizar los pagos. Los beneficiarios de Luces de Esperanza deben pagar una suscripción simbólica de 50 pesos que les permite tener luz por un mes, cubre el mantenimiento y la garantía de los equipos, e incluye el cambio de baterías que tienen una vida útil de 5 años. En realidad, este servicio tiene un costo promedio sustancialmente superior, por lo que Iberdrola México paga la diferencia.
Tras la instalación, Iluméxico deja un manual de usuario a los beneficiarios y números de atención telefónica para solucionar cualquier tipo de falla. Sin embargo, para fortalecer más el aprendizaje de cómo funciona el equipo, el trabajo de esta empresa con enfoque social se apoya en un taller lúdico realizado por Concentrarte AC, una organización dedicada a la educación ambiental. Ellos son los que explican mediante dinámicas a los vecinos del Cerrito de la Garza qué es la energía solar, dan recomendaciones para usar de forma correcta y eficiente el sistema fotovoltaico instalado, qué hacer en caso de falla y los animan a pensar en todo lo que pueden lograr ahora que tienen electricidad todo el día.
Como a ellos, en seis años, Iberdrola México ha beneficiado con Luces de Esperanza a más de 9,570 personas de los estados de San Luis Potosí, Oaxaca, Puebla, Nuevo León y ahora, Guanajuato.
Bernabé Bonifacio es operador de Iberdrola México en este parque y testigo de los primeros días de Luces de Esperanza en Guanajuato. “Había visto información de este proyecto en otros estados en la web y las redes sociales de la empresa, y ahora he podido ver cómo funciona”, comenta. “Me da mucho orgullo trabajar para una empresa que no solo cuida por sus beneficios sino también por los de los demás”, afirma.











