El consumo responsable es el proceso de toma de decisión de compra que incorpora, además de las variables precio y calidad, criterios éticos de carácter social y medioambiental relacionados con la conducta y comportamientos de los grupos de interés involucrados en la cadena.
Llevar a cabo un consumo responsable implica ajustar los consumos a las necesidades reales, preguntándonos si necesitamos realmente aquello que vamos a comprar.
En este proceso de toma de decisión es importante valorar:
El impacto ambiental, desde el punto de vista del ciclo de vida del producto que compramos, desde la producción, transporte, distribución y consumo a los residuos que genera.
El tipo de comercio queremos favorecer.
La calidad de lo que compramos, de cara a adquirir bienes más saludables y duraderos.
Por su parte, Greenpeace México señala los tres criterios básicos que definen un consumo responsable:
Un comercio local con bajas emisiones de bióxido de carbono (CO2) y la cercanía entre el productor y el consumidor.
Un proceso de producción respetuoso del ambiente con uso nulo o mínimo de insumos químicos, promoción de la biodiversidad, practicas de conservación de suelos, manejo sustentable del agua y mantenimiento de los ecosistemas. Además, la producción ecológica se centra en el uso sustentable de los recursos locales y de embalajes reciclables.
Un comercio socialmente responsable que asegure una repartición equitativa de las ganancias, el respeto de las culturas, buenas condiciones de trabajo y procesos de toma de decisiones incluyentes y democráticos, en una relación comercial basada en el diálogo, la transparencia y el respeto.