Actualmente hay muchas maneras de reducir nuestra huella de carbono en el planeta; sin embargo, por la rapidez con la que se vive en las grandes ciudades, se dejan de lado y parecen más complicadas de lo que en realidad son.
Por eso dejamos aquí algunas recomendaciones que puedes seguir si quieres ir aportar a la lucha contra el cambio climático.
Desconectar los cargadores cuando no se estén usando: buena parte de la electricidad que llega a nuestros hogares se produce en centrales térmicas mediante la quema de combustibles fósiles como carbón o petróleo.
Lo anterior genera emisiones contaminantes (dióxido de carbono, CO2) que llegan a la atmósfera y favorecen al debilitamiento de la capa de ozono, que nos protege de agentes externos como los rayos ultravioleta del sol que afectan a la piel.
Uno de los consumos de electricidad que más realizamos diariamente es la recarga de celulares, tabletas, computadores portátiles, etc., y es muy común que tras llenar al 100% la batería dejemos el cargador conectado al enchufe, lo cual, aunque no lo parezca, sigue consumiendo energía. De acuerdo con la Comisión Europea (poder ejecutivo y legislativo de la Unión Europea), si el 10% de los usuarios de teléfono móvil en ese continente desconectaran el cargador mientras no lo usan, se ahorraría el recurso equivalente al consumo de 60,000 hogares en un año.
Aprovecha la luz natural: para reducir el consumo de luz eléctrica, abre las ventanas y sube las persianas para que entre la luz del sol en tu casa.
Cambia los focos de tu casa: los focos de bajo consumo se calientan menos, consumen menos energía, alumbran igual y duran más.
Recicla todo lo que puedas: antes de tirar ropa, libros o juguetes, piensa si puedes darles una segunda oportunidad para evitar gastar y comprar todo nuevo. Ahorrarás dinero y protegerás la naturaleza.
También te puede interesar: ¿A qué nos referimos cuando hablamos de Medio Ambiente?
Transportarse en nuevas alternativas al auto: dejar el auto por la bicicleta es una recomendación que se ha reiterado en los últimos años para reducir la generación personal de contaminantes.
Para quienes no cuenten con una en casa, en las grandes urbes del país, empezando por la Ciudad de México, es posible rentar a través de aplicaciones móviles (apps) el servicio de bicicletas, scooters o motocicletas de bajo consumo de gasolina para realizar trayectos cortos o medianos.
Bañarse optimizando el uso de agua: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una ducha de 10 minutos consumimos 200 litros de agua, demasiada para el aseo diario recomendado.
Una buena sugerencia para garantizar su abasto es bañarnos en el menor tiempo posible y cerrar las llaves mientras nos enjabonemos; además, si colocamos a nuestro lado una o dos cubetas que capten el agua que cae de la regadera, podremos aprovechar ese recurso para trapear o para circular los desechos del inodoro.
Depositar las pilas usadas en el lugar correcto: en una gran cantidad de negocios como los supermercados, es posible encontrar contenedores especiales para desechar las pilas cuya vida ha llegado a su fin; hay que usarlos realmente y no pasarlos por alto.
Su importancia radica en que, en dado caso de que una pila no sea eliminada correctamente y llegue al mar, sus metales pesados (elementos químicos que por su alto peso molecular no se pueden destruir por procesos biodegradables en la naturaleza salvo que pasen entre 500 y 1,000 años) llegarían a contaminar hasta 3,000 litros de agua. Además, el mercurio que contienen es uno de los elementos químicos más tóxicos para el planeta.
Bolsas de tela: cada vez que vamos a hacer las compras de la semana, tenemos la oportunidad de decir «No a las bolsas de plástico» la mejor forma de hacerlo es llevar nuestras propias bolsas de tela para poder guardar ahí nuestras compras y no fomentar el uso de bolsas de plástico.
¿Tu organización es socialmente responsable y trabaja a favor de la sostenibilidad?
