Por Patricia Toledo,
Directora de Sostenibilidad y Asuntos Corporativos para Latinoamérica Norte, Syngenta
El presente y futuro de la humanidad pasan por la revalorización del campo y la producción de alimentos. En ese sentido, debemos tener conciencia sobre el papel que ha desempeñado la agricultura en la historia y cómo podemos contribuir al desarrollo de una región privilegiada que cuenta con climas idóneos, que permiten la existencia y coexistencia de ecosistemas megadiversos.
Sin duda alguna, esa diversidad es, en parte, la razón por la que México produce cerca de 750 cultivos que se traducen en más de 297 millones de toneladas de alimentos y que nos colocan como el décimo primer productor de alimentos y el séptimo exportador agropecuario del mundo, llegando a 192 países.
No obstante, no debemos dejar de lado que, a pesar de contar con un sector agroalimentario que mantiene un crecimiento latente y hace de nuestro campo uno de los más competitivos y estratégicos a nivel global, garantizar la seguridad alimentaria y cumplir con los objetivos fijados para el 2030 no se logrará si la productividad del sector no se incrementa en, al menos, un 28%. Esta es una tarea titánica que exige el compromiso de todos aquellos que integramos esta importante cadena de valor.
Como compañía, trabajamos diariamente para ofrecer al agricultor el portafolio con mayor innovación, la mejor tecnología y la capacitación necesaria para revolucionar la forma de hacer agricultura y promover, así, la protección de cultivos, el cuidado del medio ambiente, la seguridad de los productores, el incremento de la productividad del campo y la calidad de los alimentos que llegan a la mesa de millones de personas.
Además, conscientes de que la sostenibilidad más que una táctica de responsabilidad social es el presente, la asumimos como parte de nuestra ideología y la mantenemos al centro de cada una de nuestras actividades.
El reto que, como sociedad tenemos enfrente, nos obliga a optimizar procesos y recursos y a lograr impactos y equilibrios en los ámbitos social, ambiental y económico. En ese sentido, biodiversidad, regeneración, polinización y coexistencia, son más que conceptos; son prácticas que debemos llevar a cabo para promover la protección de cultivos, hábitats naturales y el mantenimiento e incremento de la diversidad biológica, mientras satisfacemos las necesidades de nuestra sociedad.
En este esfuerzo, la agricultura regenerativa es más que una alternativa, es la respuesta para conseguirlo. Al concentrarse en la rehabilitación de los sistemas alimentarios y agrícolas en su conjunto, sus diversas técnicas permiten reconstruir la capa superior del suelo, aprovechar al máximo los ciclos hídricos, mejorar los servicios ecosistémicos como la polinización, aumentar la biodiversidad en los paisajes agrícolas y apoyar el biosecuestro en los suelos para asegurar una mayor resiliencia ante el cambio climático.
“Cuando hablamos de sostenibilidad, no hay vuelta atrás”
Teniendo en cuenta cinco principios clave: minimizar la perturbación del suelo, contar con cobertura del suelo todo el año, diversificar los cultivos en el tiempo y el espacio, asegurara la aplicación precisa de insumos biológicos y químicos e integrar la ganadería cuando sea posible; este enfoque de la agricultura regenerativa busca nutrir y restaurar la salud del suelo, proteger el clima, los recursos hídricos y sobre todo la biodiversidad, al tiempo de mejorar el rendimiento y rentabilidad del sector.
Nuestro compromiso con la agricultura se hace patente a través de nuestro “Plan para una alimentación sostenible” que ha colocado la lucha urgente contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, en el corazón del futuro productivo de la agricultura y la recuperación económica global y que, a través de cuatro compromisos que impulsan la innovación, busca ayudar a los agricultores y a la sociedad a recuperarse de manera sostenible de los efectos de la pandemia de coronavirus: acelerar la innovación pensando en los agricultores y en la naturaleza; trabajar por una agricultura carbono neutral tanto en las granjas como en nuestras operaciones; ayudar a las personas a mantenerse sanas y seguras a través de la capacitación en el uso seguro; y construir alianzas para generar impacto, promoviendo un diálogo abierto sobre el valor de la innovación agrícola.
La reintegración de la biodiversidad y la transferencia de capacidades son dos de nuestras tácticas prioritarias para contribuir al cumplimiento de nuestro compromiso. En Syngenta México y en alianza con ONGs, Centros de Investigación, Universidades a nivel nacional e internacional, productores y científicos, hemos implementado el programa Operación Polinizador durante los últimos cuatro años. A través de este programa internacional, hemos implementado con agricultores en cinco estados de la república, zonas multifuncionales, que son fundamentalmente, franjas de flores diseñadas a partir de bases científicas y asesoramiento técnico, que funcionan como hospederos y promueven la ruptura de paisajes de monocultivos para dar refugio tanto a polinizadores como a insectos benéficos que ayudan a los agricultores a manejar sus campos con un enfoque de Manejo Integrado de Plagas.
Además, desde 2020, en conjunto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estamos llevando a cabo uno de nuestros proyectos más ambiciosos para promover los ecosistemas agrícolas biodiversos, LivinGro. Por medio de LivinGro, cuyos protocolos combinan las mejores prácticas, basadas en el conocimiento científico, prácticas y tecnologías ecológicamente amigables, estamos evaluando el impacto de las zonas multifuncionales tanto en la biodiversidad de insectos, como en las condiciones microbiológicas dentro de los suelos a fin de favorecer la coexistencia entre la agricultura y la biodiversidad. México es uno de los cinco países en los que se aplica este programa piloto y ya hemos impactado 400 has en maíz y trigo.
La pandemia modificó todas nuestras actividades y puso en pausa la actividad de muchos sectores económicos. Nuestro sector no se detuvo, la producción de alimentos no sólo debía garantizarse, tenía que estar a la altura de una de las mayores crisis de la humanidad. En Syngenta decidimos continuar con la capacitación, formación y transferencia de capacidades adaptándonos a las nuevas circunstancias y lanzamos #PROAgricultor, una plataforma digital, gratuita y de acceso libre que nos mantuvo cerca de los agricultores y de los integrantes de la cadena de valor de una forma innovadora y práctica.
Gracias a #PROAgricultor generamos conocimiento sobre salud del suelo, biodiversidad, uso seguro de agroquímicos, manejo integrado de plagas, agricultura regenerativa y coexistencia, y hemos logrado impactar a más de 3,300 usuarios que están listos para generar cambios en la forman en que se producen los alimentos en nuestra región e impulsando el incremento de la diversidad biológica.
Cuando hablamos de sostenibilidad, no hay vuelta atrás. Es así, como en Syngenta trabajamos para preservar y aumentar la biodiversidad, mejorar la salud del suelo, la resiliencia de los cultivos y promover la agricultura regenerativa a partir de soluciones que conjuntan alta tecnología, innovación científica y prácticas que se adaptan a la realidad y condiciones locales de los agricultores y productores de nuestro país, generando para ellos un espacio de crecimiento y desarrollo ambiental, económico y social.