La violencia de género y la desigualdad estructural limita las capacidades de las comunidades para adaptarse a los efectos del cambio climático, así como para alcanzar la paz y la seguridad sostenibles.
Las mujeres y las niñas enfrentan cargas económicas desproporcionadas debido a los diferentes tipos de marginación; las expectativas de género pueden llevar a hombres y mujeres a recurrir a la violencia cuando los medios de vida tradicionales fallan; e importantes cambios socioeconómicos pueden resultar de cambios en los patrones de migración.
La violencia de género limita las capacidades de las comunidades para adaptarse a los efectos del cambio climático
“El cambio climático nos amenaza a todos, pero son las mujeres y las niñas las que suelen sufrir sus consecuencias más duras y violentas”, dijo la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en un debate sobre el nexo entre el calentamiento global y la violencia de género.
Según las estadísticas del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, el 80% de las personas desplazadas por el cambio climático son mujeres. Cuando las mujeres tienen que abandonar sus hogares corren un riesgo mucho mayor de sufrir violencia, incluida la sexual.
“Mientras duermen, se lavan, se bañan o se visten en refugios de emergencia, tiendas de campaña o campamentos, el riesgo de violencia sexual es una trágica realidad de sus vidas como migrantes o refugiadas. A esto se suma el mayor peligro de trata de personas y de matrimonio infantil, precoz y forzado que sufren las mujeres y las niñas que se desplazan”, sostuvo Michelle Bachelet.
Además, las defensoras del medio ambiente son “criminalizadas y silenciadas”, “amenazadas y estigmatizadas” y muchas incluso son asesinadas, denunció la Alta Comisionada, que detalló que tanto en México como en Centroamérica se registraron unos 1698 actos de violencia contra defensoras medioambientales entre 2016 y 2019.
Con información de la ONU.
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