El movimiento continuo de la sociedad y el ajetreado ritmo en el que vivimos, muchas veces nos mantiene en una burbuja, es por eso que una de las «ventajas» de una catástrofe de cualquier tipo, es que te hace voltear a donde quizá antes no lo hubieras hecho.
El Espinal, una comunidad al sur de Oaxaca, fue una de las tantas afectadas por los sismos del año 2017. Sin embargo, su historia cambió este año al convertirse en el escenario de INVOLVE ( International Volunteering Vacation for Education).
Se trata del programa internacional de voluntariado de la compañía energética española, Iberdrola; en el que diversos colaboradores de diferentes partes del mundo donan sus vacaciones para acercarse a jóvenes, de escasos recursos, y enseñarles conocimientos de computación, herramientas de informática y nuevas tecnologías.
Como menciona Karina Gómez, encargada del área de Responsabilidad Social Corporativa de Iberdrola, «INVOLVE es un programa global en el que 17 voluntarios extranjeros llegan México, de Brasil, España, Estados Unidos y Reino Unido»
De acuerdo con Gómez el objetivo «fortalecer la educación de los jóvenes y de este modo ayudarles a encontrar un mejor trabajo que les permita mejorar su contexto social o que les permita seguir estudiando».
Las actividades que realizan estos jóvenes, que se encuentran cursando los últimos años de preparatoria, durante dos semanas buscan que se desarrollen habilidades y competencias fundamentales para tener un futuro más prometedor.
Cabe destacar que considerando la importancia que tiene el medio ambiente, también les dan cursos sobre la crisis climática y la importancia de la conciencia ambiental.
El programa se ha realizado desde hace ocho años en Brasil y es la cuarta vez que se realiza en México, luego de tres ediciones en la capital, llegó el turno de Oaxaca, otra de las zonas donde Iberdrola tiene actividades.
«Buscábamos seguir aportando oportunidades a más jóvenes de otras comunidades y Oaxaca es una región muy importante para nuestra compañía, y además ha sido muy afectada por los sismos del 2017», señaló Begoña Barbera, responsable de Proyectos Sociales de Iberdrola.
El programa dura 16 meses, durante los cuatro primeros meses una vez que se ha hecho la selección de los voluntarios, ellos van a capacitarse en idiomas (si están viajando a México, en este caso en español) y además en los contenidos que van a trasladar a los jóvenes, tanto informáticos como en el desarrollo de habilidad sociales.
Posteriormente, llegan las dos semanas, para formar lazos con los jóvenes, porque durante los 11 meses restantes, van a seguir recibiendo esa formación, pero los voluntarios hacen una mentorización online en todas las dificultades o retos que puedan ir surgiendo.
«Los lazos a veces son tan fuertes que los voluntarios se convierten como hermanos mayores para los jóvenes», Begoña Barbera
Del mismo modo, Barbera añade que «al final es un proyecto donde trabajamos muchísimo la diversidad, muchísimo el trabajo en equipo y todas las aportaciones de todos los países y fundamentalmente de los voluntarios de México».
Por su parte, Sergio Marcos de la Torre, voluntario de Iberdrola España destaca que «al final te vas más reforzado de la ayuda que los jóvenes te dan, porque trabajar con niños te aporta un montón de cosas».