Entre críticas y desacuerdos por diversos grupos, el día de ayer el gobierno de Japón anunció que se retira de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) y que retomará la caza masiva de estos mamíferos marinos, tras haber reducido sus capturas durante 30 años y haberlas limitado a las que justificaba con el supuesto propósito de la investigación.
Tokio indicó que dejará el CBI en junio e intensificará la persecución «comercial» de estos animales un mes más tarde, una determinación que ha generado ya las críticas de gobiernos internacionales como el de Australia -que dijo estar «extremadamente decepcionado»- o Nueva Zelanda, que calificó la práctica de «anticuada e inútil».
El representante de Tokio indicó que las acciones de sus balleneros se limitarán a las aguas territoriales de Japón y de la Zona Económica Exclusiva, y no se adentrarán «en aguas de la Antártida o en el hemisferio Sur».