Por: Alimento Para Todos
Los efectos explícitos derivados de la contingencia sanitaria están a la vista de todos. Pero la cuota real de la pandemia tiene efectos a corto, mediano y largo plazo. Los expertos advierten que la crisis económica es la punta del iceberg donde pueden también enumerarse pobreza, hambre y violencia.
La mala nutrición y un sistema inmune débil resulta en una mayor efecto de la enfermedad en poblaciones vulnerables. Si a esto sumamos el confinamiento y el limitado acceso a servicios públicos, aún no somos conscientes de todos los efectos de un contagio desenfrenado.
El campo y la ciudad
En el campo, las personas pierden sus medios de subsistencia e ingresos. Además de que las cadenas de suministro de bienes y servicios se ven interrumpidas. Esto se traduce en un golpe en la amplitud y la profundidad de las necesidades en grupos desvalidos.
Mientras que en zonas urbanas las personas dependen de mercados para comprar alimentos y, por lo tanto, son más propensos a las fluctuaciones de precios y posibles problemas de disponibilidad. Esto es especialmente preocupante en lugares donde no se tiene un suficiente espacio fiscal para programar redes públicas de ayuda a gran escala.
La posibilidad de la esperanza
A pesar de los duros datos que los medios dan a diario, se nos olvida mencionar que sí existen buenas noticias. Pero son más complejas de explicar, ya que no tiene que ver con un milagroso efecto o una cura descubierta, sino en la propia solidaridad humana.
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Los efectos positivos de la pandemia se han visto reflejados en la propia naturaleza de las personas. En su capacidad de trabajo en equipo, de enumerar prioridades y trabajar por un bien común. Mientras la maquinaria económica, sanitaria y política trata de sobrellevar la crisis, distintas industrias han visto la oportunidad de ayudar desde sus trincheras a la mayor cantidad de gente.
Sin duda estos efectos se verán reflejados en la propia conciencia de nosotros mismos como seres sociales y dependientes de dicha maquinaria funcione de forma masiva. No somos entes separados o ajenos a ningún otro grupo. Así como el trabajo en equipo nos perfeccionó como especie exitosa, será esa misma naturaleza cooperativa la que nos vuelva a salvar.
Una pandemia de hambre amenaza a América Latina
El impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19 en América Latina y el Caribe puede dejar alrededor de 14 millones de personas vulnerables al hambre este año, advirtió el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.
«Es vital y urgente que brindemos asistencia alimentaria a la creciente cantidad de personas vulnerables en la región, así como a aquellos que dependen del trabajo informal. Todavía tenemos tiempo para evitar que la pandemia COVID-19 se convierta en una pandemia de hambre», dijo Miguel Barreto, director regional del Programa para América Latina y el Caribe.
La estimación sugiere que 10 millones de personas más podrían ser empujadas a la pobreza y el hambre en 11 países de la región, incluidos los pequeños estados insulares en desarrollo en el Caribe.
En 2019, 3,4 millones de personas se enfrentaban a una grave inseguridad alimentaria, una situación de emergencia en la que no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias básicas tanto en cantidad como en diversidad, afirma el portal de las Naciones Unidas.