El sida se ha convertido en una verdadera pandemia mundial, que ha cobrado la vida de millones de personas, siendo el continente africano el que presenta mayor número de infectados.
El sida es una enfermedad causada por el VIH, un virus que ataca de manera directa el sistema inmunológico, provocando, a la larga, que las personas presenten serios problemas de salud como infecciones, así como enfermedades graves como el cáncer y que puede terminar con la vida de quien lo padece.
De los 37,9 millones de personas infectadas por este virus a finales de 2018, el 79% se sometieron a pruebas, el 62% recibieron tratamiento y el 53% alcanzaron la supresión vírica y evitaron contagiar a otras personas, según la OMS
Día Mundial del sida
Establecido en 1988, el Día Mundial del sida fue el primer día dedicado a la salud en todo el mundo. Desde entonces las agencias de las Naciones Unidas, los Gobiernos y la sociedad civil se reúnen cada año para luchar en determinadas áreas relacionadas con el VIH.
Desde 1988, el virus ha matado a más de 25 millones de personas en todo el mundo, según ONUSIDA, lo que supone una de las epidemias más destructivas de la Historia.
QUE LIDEREN LAS COMUNIDADES
En el Día Mundial del Sida 2023 se destacará que, para liberar todo el potencial del liderazgo de las comunidades para conseguir el fin del sida:
- Los roles de liderazgo de las comunidades deben ser fundamentales en todos los planes y programas para el VIH y durante su formulación, elaboración de presupuestos, puesta en marcha, seguimiento y evaluación. «Nada para nosotros sin nosotros».
- Las funciones de liderazgo de las comunidades deben financiarse de forma completa y fiable para permitir la ampliación necesaria, y han de contar siempre con el apoyo y la remuneración adecuados. «No poner fin al sida es más caro que acabar con él».
- Es necesario eliminar las barreras a los roles de liderazgo de las comunidades. Se necesita un entorno normativo propicio que facilite el papel de las comunidades en la prestación de servicios para el VIH, garantice el espacio social civil y proteja los derechos humanos de todos, incluidas las comunidades marginadas, para avanzar en la respuesta global al VIH. «Eliminar las leyes que perjudican, crear leyes que empoderan».
Las empresas y el sida
Los dirigentes del sector privado admiten cada vez más que el talento, los recursos, la experiencia y el compromiso de las empresas deben desempeñar un papel central en el diseño, implementación y promoción de respuestas efectivas para combatir el sida.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) proporcionan un importantísimo marco compartido dentro del cual las empresas pueden trabajar junto con los proveedores, los clientes, las comunidades y otras partes interesadas para poner fin al sida como amenaza para la salud pública de cara a 2030.
Las empresas no lograrán el éxito si no se tienen sociedades sanas. Exitosos líderes del sector privado reconocen que el bienestar y la seguridad de las comunidades a las que sirven son esenciales para sus futuros compartidos. Del mismo modo, no podemos poner fin al sida sin la participación activa del sector privado.
La innovación por parte de las empresas en productos y servicios; las relaciones con los empleados, los consumidores y los legisladores; las capacidades más importantes para la logística, el análisis de datos y el marketing, y los recursos financieros pueden ayudar a salvar la brecha en lo referente a las pruebas del VIH y los programas de prevención y tratamiento financiados con dinero público.
¿Acabar con el sida para 2030?
Sin una acción audaz contra las desigualdades, el mundo corre el riesgo de no alcanzar los objetivos de acabar con el sida para el año 2030, así como de sufrir una prolongada pandemia de la COVID-19 y una crisis social y económica cada vez mayores.
Justo cuando han pasado cuatro décadas desde que se dieron a conocer los primeros casos de sida, el VIH sigue amenazando al mundo. El mundo ahora está lejos del camino para llegar a hacer realidad el compromiso compartido de acabar con el sida para el año 2030, pero no debido a una falta de conocimientos, capacidad o medios, sino a las grandes desigualdades estructurales que obstaculizan las soluciones que está demostrado que funcionan en lo relativo a la prevención y el tratamiento del VIH.
Si queremos poner fin al sida para 2030, debemos acabar urgentemente con las desigualdades económicas, sociales, culturales y legales.
Con información de ONUSIDA y la OMS.