Por: Caleb Palma
Alimento Para Todos
En estos tiempos de crisis que implica el constante incremento del costo de vida, muchas personas se han encontrado repentinamente en una situación que no fue su culpa y se ven obligadas a utilizar incluso los ahorros que han guardado para emergencias. De pronto los salarios no son suficientes, de repente no hay forma de ganar dinero con la profesión que tienen. No hay mucho que hacer para aumentar los ingresos pero los gastos continúan: la renta, la comida, tal vez un préstamo o el pago del coche.
Quienes solían vivir bien inesperadamente se encuentran ante la nada y al márgen de sus propias ciudades. Entran en contacto con un mundo completamente extraño en el que no se ubican, al que no tendrían que ir y al que no pertenecen. Es en dichas circunstancias que los bancos de alimentos perciben una nueva forma de penuria en la Ciudad de México.
Los bancos de alimentos se encuentran en modo de emergencia, tanto en el suministro de comida como en lo que atañe a su importante impacto en las comunidades
Al mismo tiempo, las propias juntas directivas de Organizaciones de la Sociedad Civil están frente a una coyuntura; si éstas desean ser capaces de ayudar durante estos momentos, deben protegerse a sí mismas, a sus empleados y a los beneficiarios simultáneamente. En muchos casos, estos compromisos son incompatibles. Las instalaciones son escasas y los limitados colaboradores se pueden agotar. Es necesario encontrar soluciones urgentes. Lo que hace falta, sin embargo, es ayuda universal para las personas afectadas por la pobreza, así como ayuda a nivel nacional para quienes pretenden ayudar: la Sociedad Civil Organizada.
Aún en este arduo ambiente, la junta de Alimento Para Todos ha sabido adaptar su trabajo a las condiciones de la crisis, sobre todo con ayuda de las donaciones. No obstante, lo que puede pasar desapercibido es que los bancos de alimentos se encuentran en modo de emergencia, tanto en el suministro de comida como en lo que atañe a su importante impacto en las comunidades.
Alimento Para Todos no puede afrontar solo la crisis del costo de vida. La Institución necesita buscar activamente asociaciones con otras organizaciones, incluidas agencias primera línea, empresas, productores, y centros de atención a los necesitados. Estos esfuerzos de colaboración brindan a los beneficiarios un apoyo integral que va más allá de la asistencia alimentaria, ayudándolos a romper el ciclo de la pobreza.
Ante la crisis, los bancos de alimentos juegan un papel fundamental cuando se trata de brindar apoyo a personas y familias vulnerables. Al abordar sus responsabilidades con un profundo sentido de humanidad, las juntas directivas de los bancos de alimentos pueden marcar una diferencia significativa en las vidas de aquellos a quienes sirven. A través de la planificación estratégica, la eficiente asignación de recursos, la promoción, el desarrollo profesional, la colaboración y la rendición de cuentas, Alimento Para Todos puede seguir siendo un faro de esperanza para quienes se encuentran en momentos difíciles.