De acuerdo con el último informe presentado por ONU Mujeres, a pesar de que los avances en materia de Derechos Humanos ha avanzado a lo largo de las décadas aún persisten las desigualdades; por ejemplo, en uno de cada cinco países, las niñas no tienen los mismos derechos de sucesión que los niños, mientras que en 19 Estados las mujeres están obligadas legalmente a obedecer a sus esposos.
En el informe la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, asegura que las familias, en toda su diversidad, “pueden ser factores determinantes de la igualdad de género, siempre que los responsables de la toma de decisiones apliquen políticas arraigadas en la realidad, de cómo vive la gente hoy, con los derechos de las mujeres en su núcleo”.
Del mismo modo, Mlambo-Ngcuka advirtió que; sin embargo, las familias también pueden ser terreno de conflicto, desigualdad y, con demasiada frecuencia, violencia.
“En todo el mundo, presenciamos esfuerzos coordinados para negar la voluntad de las mujeres y el derecho a tomar sus propias decisiones en nombre de proteger los valores familiares’”, señala.
Actualmente tres mil millones de mujeres y niñas viven en países donde no se criminaliza explícitamente la violación dentro del matrimonio.
Además, la injusticia y las violaciones también toman otras formas.
En los países en desarrollo, alrededor de un tercio de las mujeres casadas dicen tener poca o ninguna opinión sobre sus propias decisiones de atención médica.
Datos del informe
El informe observó que la edad promedio de matrimonio ha aumentado en todas las regiones, mientras que las tasas de natalidad han disminuido, y las mujeres en general han aumentado su independencia económica.
Sin embargo, sólo la mitad de las mujeres casadas entre las edades de 25 y 54 años participa en la fuerza laboral, en comparación con el 96% de los hombres casados y dos tercios de las mujeres solteras.
El hecho de que las mujeres continúen prestandotres veces más cuidados infantiles no remunerados y quehaceres domésticos que los hombres es un factor importante de estas desigualdades, que son particularmente pronunciadas en los países en desarrollo, en los que el acceso a las infraestructuras que permiten ahorrar tiempo y a los servicios públicos es más limitado.
Además, la violencia contra las mujeres y las niñas persiste hasta alcanzar tasas abrumadoramente elevadas en todas las regiones del mundo.
A menudo, la violencia dentro de la familia es letal: se calcula que un 58 % de las mujeres que fueron víctimas de homicidio en 2017 fueron asesinadas por un familiar. Ese año murieron asesinadas 137 mujeres por día.
“El hogar es uno de los lugares más peligrosos para la mujer”, aseguró Mlambo-Ngcuka.