La agencia de la ONU encargada de temas agrícolas y alimentarios destaca una serie de iniciativas regionales que muestran que no es necesario elegir entre crear empleo y cuidar el medioambiente, o entre la transformación sostenible de la agricultura y la reactivación económica post pandemia, ya que los proyectos y políticas ambientales también generan múltiples beneficios económicos y sociales.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó una nueva publicación que analiza siete casos exitosos de agricultura sostenible y resiliente en América Latina y el Caribe. Los proyectos se implementaron en Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Uruguay y el Caribe.
Agricultura como fuente de empleo en Latinoamérica
El documento destaca que es factible lograr en la región una agricultura “próspera, inclusiva, sostenible, baja en emisiones y resiliente al cambio climático”, y que su consecución es obligatoria para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y cumplir con el Acuerdo de París.
El estudio explica con ejemplos concretos cómo pasar de las buenas prácticas a políticas públicas, y cómo alinear los objetivos ambientales con una producción agrícola eficiente y socialmente inclusiva, en un momento en el que la recuperación de las economías tras la pandemia del coronavirus demandará grandes inversiones, tanto de los Estados como del sector privado.
La duda de cómo se producirán estas inversiones ante un panorama de recursos limitados y con grandes desafíos se despeja cuando la FAO aboga por favorecer políticas en las que “todos ganan», y que permiten avanzar simultáneamente en las agendas socioeconómica, ambiental y climática.
Por ello, la agencia de la ONU destaca que “se necesitarán propuestas de inversión que tengan un fuerte efecto de reconstrucción en el corto plazo, a la vez que sean eficaces en la consecución de los objetivos climáticos y ambientales”.
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Así lo plantea el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, al afirmar que “ahora más que nunca es fundamental aprovechar las inversiones que requerirá la reconstrucción luego de la pandemia para avanzar en la lucha contra el cambio climático y en la reducción de la huella ambiental de la agricultura”.
El caso de México es un programa de fomento de tecnologías eficientes y bajas en emisiones en la agricultura y la agroindustria permitió que 1842 agronegocios –principalmente fincas de ganado de vacuno, porcicultura y avicultura, centros de procesamiento de carne e industrias agroprocesadoras– redujeran sus emisiones netas de gases de efecto invernadero en el equivalente de 6 millones de toneladas de CO2, además de producir energía a partir de biomasa.
Con información de la ONU.
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