Por: GenÉthico
De todos es conocido que no reciclamos todo lo que deberíamos y también que no todo lo que llega a una planta de reciclaje se recicla. Reciclando en B podría ser nuestro lema.
Las denuncias por parte de algunas organizaciones no gubernamentales a gobernantes y empresarios se llevan realizando desde hace muchos años. Las bajas tasas de reciclaje han promovido la última denuncia conjunta que han llevado a cabo 16 organizaciones. Las demandantes reclaman ante la Comisión Europea el incumplimiento de los objetivos de tratamiento de residuos municipales de forma sistemática.
La tendencia española, en materia de reciclaje, ha ido a la baja. En 2008 se estableció que para el pasado año (2020), el 50% de los residuos municipales de todos los países de la UE deberían tratarse con el fin de reutilización y reciclado. Sin embargo, los datos estimados del Eurostat sitúan la tasa de reciclaje en torno al 34,7%, lo que nos deja 15 puntos por debajo de lo acordado. Lo más preocupante es que no es una tasa en crecimiento sino en estancamiento e, incluso, en retroceso.
Desde Ecologistas en Acción advierten, en 2017 la tasa era del 36,1%, en 2018 bajó al 34,8%. Recordemos que la cifra más reciente es la de 2019 estancándose en 34,7%.
Alerta temprana
La Comisión Europea generó una “alerta temprana” situando a España en la lista de potenciales Estados miembros en riesgo de incumplimiento de las acciones pactadas en materia de reciclaje.
La CE también enumeraba una serie de causas por las cuales sucedía esto. En España el progreso es muy lento ya que, incluyendo el compostaje, la tasa de residuos reciclados que comunica España es del 30% y su tasa de vertido del 57%. Todo ello lo achacan a la falta de armonía entre las comunidades autónomas, la falta de obligatoriedad de la recogida selectiva, escasez de instrumentos económicos públicos como los impuestos a la incineración o el endurecimiento sobre los vertidos.
En España nos quedan por hacer muchas de las cosas que se pactaron desde Bruselas como, por ejemplo, la recogida selectiva de biorresiduos, tasas a envases más contaminantes, sistemas de devolución y retorno de envases, ampliar la responsabilidad del productor, etc.
El reto está en las competencias ya que esta legislación le corresponde a cada comunidad autónoma. No obstante, la necesidad de un entorno estatal exigente y con miras de futuro, frena al reciclaje y a la economía circular en España.
¿Quién recicla en España?
Existe una cara visible muy obvia que son los organismos públicos de cada municipio. Sin embargo, la empresa más grande encargada del reciclaje de envases, vidrios, cartones, etc es Ecoembes, con sus filiales como Ecovidrio.
Lo más curioso es entender quiénes son los propietarios de Ecoembes. Sabiendo que cobran a la administración por la recogida, selección y reciclaje de residuos, es curioso determinar que muchos productores que fabrican envases plásticos, por ejemplo, son los mismos que también se lucran reciclándolos. ¿Es posible entonces actuar en favor del desarrollo sostenible cuando me lucro produciendo y reciclando?
Si volvemos a la idea más importante del desarrollo sostenible que es la reducción – reducción de la producción, del consumo (bien sean productos o servicios),etc.-, parece muy obvia ahora la resistencia a eliminar envases monodosis cuando el negocio se encuentra en ambos lados de la cadena.
Transformar la cadena de suministro y venta para poder comercializar la mayoría de productos a granel implica que muchas personas dejen de lucrarse enormemente. Quizás es por ello que hacen mucho ruido para distraer al consumidor.
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Los invisibles
Como en muchas otras áreas, existen trabajadores invisibles: población inmigrante, sin recursos ni documentación, que están desarrollando un papel crucial tanto para la sociedad como para el medioambiente. Hablamos de los recicladores urbanos. Todas esas personas que nos encontramos hurgando en la basura, recopilando chatarra. Son un actor clave de la economía circular, pero su trabajo no está reconocido.
Algunos testimonios hablan de la dureza de emigrar desde Senegal, en patera, buscando un entorno mejor y pasarte 12 horas al día arrastrando un carrito de supermercado de 120/200 ó 250kg para ganar entre 5€ y 15€. Esto solo lo hacen para sobrevivir, para no robar, porque no disponen de documentación y tampoco pueden trabajar; y para trabajar requieren de documentación…y entran en el círculo de la muerte.
Si no fuera por estos mineros de ciudad, gran parte de la chatarra se iría a los vertederos, por lo que ofrecen un servicio a la comunidad y un servicio ambiental de forma gratuita.
Lo curioso es que son mucho los catedráticos que hablan de la importancia de la recolección de residuos reciclables. Las empresas privadas cobran por estas recogidas, a diferencia de estos recicladores cuyo trabajo es esencial, pero ahora somos incapaces de reconocer. En no mucho tiempo esto cambiará y pasará a estar contemplado, reconocido y bien remunerado, como el trabajo de cuidados que ejercen en la sombra las mujeres.
Intereses
Debemos de tener en cuenta algo y es que quizás nos interese, hasta la fecha, ese ahorro de costes. Es cierto que se desconocen cifras exactas, pero si sabemos que hay miles de personas recogiendo chatarra y que reciclan toneladas de dicho material cada día, todo indica que el precio de estos servicios estarían en torno a unos cuantos millones de euros.
Además, curiosamente, los metales que es donde ponen el foco estos recicladores de ciudad, son los elementos que más fácilmente se escapan de los círculos oficiales. La cara A y la cara B del reciclaje interactúan cordialmente.
La persona que recolecta la chatarra la adquiere bien de un contenedor, de una obra, etc. Ellos lo venden a una pequeña empresa de chatarrería con una capacidad muy limitada de acumulación por lo que dicha empresa termina revendiendo la chatarra a un intermediario quién la vende, finalmente, a la industria recicladora.
Si hacemos cuentas, nos hemos ahorrado una cantidad ingente de gastos de personal y material por el camino, a costa de la inestabilidad y la pobreza de muchas personas.
Datos
En Cataluña se empezaron a recopilar datos de los recicladores en el año 2013 donde un estudio reveló que el 22% de los residuos metálicos de toda Cataluña provino de ellos. Entonces se estimaba que unas 54.000 personas, en dicha comunidad autónoma, se dedicaban a este trabajo. Estos seres humanos son el eslabón más débil pero contribuyen a una economía circular en alza.
Según la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje, contamos con unas 5.000 empresas dedicadas a la gestión de residuos, las cuales generan más de 10.000 millones de euros anuales (el 1% del PIB)
Es curioso que se vuelve a replicar el entorno laboral de otras grandes industrias como la textil. En la línea de fuego, en la primera línea productiva de un modelo de negocio que genera miles de millones, se encuentran personas que viven en la más absoluta marginalidad social y económica.
Existen miles de soluciones como la creación de cooperativas, utilizar los puntos verdes como centros de suministros de estos materiales, dotarles de elementos de ayuda para el transporte como puedan ser bicicletas o carros, etc. Estas cooperativas podrían retirar directamente de tu domicilio los elementos que vas a desechar.
Personas que trabajan, que están reconocidas por la sociedad, que contribuyen al bienestar del país con sus impuestos, … y que además sea empleo verde, siempre es mejor para el conjunto del país. Por no hablar que todo lo demás viola los derechos humanos.
Este artículo fue publicado por GenÉthico, lea el original aquí.
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