El Día Mundial de la Salud Mental de 2021 (10 de octubre) se conmemora en el marco una pandemia mundial sin precedentes, que sigue sin estar controlada a pesar de los grandes avances. Los efectos del último año y medio en empresas y economías se seguirán sintiendo durante años, ya que la recuperación no llega al ritmo esperado. El efecto en la salud mental de las personas y los empleados ha sido devastador.
En Estados Unidos, por ejemplo, 4 de cada 10 adultos han reportado síntomas relacionados con desórdenes ansiosos, particularmente entre adultos jóvenes (18-24 años), por su parte en América Latina y el Caribe, una encuesta reciente de U-Report de UNICEF entre los jóvenes generó más de 8,000 respuestas y reveló que más de una cuarta parte había sufrido casos de ansiedad, y un 15% depresión.
«Los colaboradores han tenido que adaptarse a un trabajo a distancia en apenas días, con casi nulo contacto humano, aprendiendo sobre la marcha infinidad de procesos, adaptándose a velocidad de vértigo, con muchos miedos y muchos duelos, sin oportunidad de despedidas o de gestionar el dolor, con muchos problemas económicos… A esto sumemos la realidad de las personas con afecciones previas de salud mental, muchas de las cuales están todavía más aisladas socialmente que antes», dice Ariel Almazán, director de Consultoría en Salud en Mercer Marsh Beneficios México. Todo lo que ha ocurrido, nos está pasando factura en la salud mental de nuestras sociedades.
Bienestar rentable
La COVID-19 ha acelerado y reafirmado muchas tendencias que ya habían empezado antes de la pandemia, como la mayor implicación de la empresa en el bienestar integral de sus colaboradores, por ejemplo, el 80% de las empresas planea mantener las coberturas de los planes de salud en los próximos 6 meses, además de que el 71% de las organizaciones están otorgando actualmente trabajo remoto/Home Office tiempo total a sus colaboradores y el 52% de las mismas, piensa mantenerlo de forma indefinida.
De acuerdo al Estudio Regional Tendencias de Salud Mental en Latinoamérica y el Caribe 2019 realizado a 880 empresas en 11 países de la región por Mercer Marsh Beneficios, antes de la pandemia el 79% de las empresas, no contaba con ningún estudio para medir la salud mental de sus empleados, y el 71% tampoco había desarrollado ningún programa para reducir los problemas de la salud mental. Sin embargo, en 2021, el 53% de las empresas están ofreciendo actualmente un programa de asistencia al empleado (EAP) a sus colaboradores, el 89% de las mismas piensa mantenerlo de forma indefinida. A su vez, el 21% de los participantes que no otorgan el beneficio, tiene pensado implementarlo en los próximos 6 meses, esto de acuerdo al estudio Reinventando los Beneficios 2021, también elaborado por la consultora.
De acuerdo al Informe de Riesgos Globales 2021, Latinoamérica se enfrentará a una “Juventud desilusionada”, un riesgo desatendido que se convertirá en una amenaza crítica para el mundo durante los próximos dos años, esta juventud de hoy -llamada Pandemials– ya tiene las cicatrices de una crisis financiera, un sistema educativo obsoleto, y una crisis climática arraigada. La COVID-19 lo único que ha hecho es venido a emperoar gravemente esta situación.
Los «Pandemials» corren el riesgo de convertirse en una generación perdida del siglo XXI, la soledad y ansiedad entre los jóvenes ya habían sido descrita como una «epidemia», pero desde el inicio de la pandemia de COVID-19, la salud mental se ha deteriorado para el 80% de los niños y jóvenes de todo el mundo.
El Tendencias Globales de Salud (Mercer Marsh Beneficios), encontró importantes brechas en el apoyo a la salud mental, a pesar del aumento de la demanda observado durante la pandemia. La terapia virtual todavía no está muy difundida, ya que sólo un tercio de las aseguradoras lo ofrecen en Latinoamérica, mientras que solo el 16% de las aseguradoras no ofrecen planes que cubran ningún servicio de salud mental. A nivel mundial sin embargo, el 68% de las aseguradoras ofrece programas de salud mental, y además consideran que los sistemas de atención médica privados, patrocinados por los empleadores, son más eficaces que los públicos en lo que respecta a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento necesarios para los trastornos de salud mental.
Este área de cobertura se ha convertido en critica para los colaboradores, no solo por las cifras de afectados, sino por la escasa inversión pública existente. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la media del gasto público en salud mental en toda la región es apenas un 2,0% del presupuesto sanitario, y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos.
Por ello, las empresas deben tener cuidado al diseñar planes y deben entender que una solución única para todos los casos no satisfará las diferentes necesidades de una fuerza laboral que en la actualidad es bastante diversa. “Una estrategia fuerte de salud mental permite al empleador establecer un marco, identificar brechas, abordar las preferencias de los empleados y cubrir las necesidades en todo el espectro de las condiciones de salud mental.” Comenta Ariel Almazán, Director de Consultoría en Salud de Mercer Marsh Beneficios.
Estos planes podrían ayudar a mantener la salud de los empleados y a promover equidad, dignidad, prosperidad y salud mental.
¿Cómo implementar un programa de Salud Mental?
De acuerdo al estudio Convirtiendo el riesgo de la salud en valor (Mercer Marsh Beneficios), el diseño de estos programas varía de una cultura a otra, pero en todos ellos es crítico:
- Uso de los datos para entender las necesidades de su fuerza laboral.
- Ofrecer valor a los empleados a través de programas personalizados en cuestiones de salud mental y conductual, uso de sustancias y prevención del el suicido y la violencia.
- Reducir el estigma: los empleadores deben dotar a los gerentes y supervisores con habilidades que les permita identificar señales tempranas de advertencia de problemas de estrés y salud mental.
“Es de suma importancia que, cada vez más, los empleadores a reinventen sus programas de salud mental, revisen sus redes de proveedores de servicios de salud y garanticen la diversidad de los profesionales encargados de la atención en salud para reflejar las necesidades de su fuerza laboral“.
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