Para Naciones Unidas, los «empleos verdes» juegan un papel esencial en la consecución de un futuro que idearon prácticamente todos los países cuando adoptaron el histórico Acuerdo de París en diciembre de 2015: un compromiso internacional para combatir el cambio climático y reducir significativamente las actividades provocadas por las personas que contribuyen al calentamiento global.
Un puesto de trabajo verde
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define un trabajo ecológico como aquel que contribuye a preservar o restaurar el medio ambiente. Esta amplia definición supone desde incluir oficios para mejorar la eficiencia energética, hasta empleos que sirvan para una “descarbonización” activa de la economía y la reducción de las emisiones de gases nocivos en la atmósfera.
Del mismo modo, la Organización sostiene que los empleos verdes contribuyen a la transformación de las economías, las empresas y los mercados laborales en beneficio de una economía sostenible que protege el planeta y proporciona oportunidades de empleo decente para todos.
Aunque la adaptación a los empleos ecológicos es más fácil en algunos sectores que en otros, en última instancia, «todos los empleos podrían ser verdes», dice Moustapha Kamal Gueye, coordinador del Programa de Empleos Verdes de la OIT, «en el sentido de que su forma de trabajar puede ayudar a reducir la huella ambiental de la empresa».
Para la ONU, los empleos verdes también deben ser «empleos dignos». Esta definición implica que sean productivos, ofrezcan un salario justo y una protección social que incluya políticas en favor de la disminución de la pobreza y la vulnerabilidad, así como prestaciones por enfermedad, desempleo y discapacidad. También deben proporcionar igualdad de oportunidades para hombres y mujeres.
Todas estas medidas forman parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que en su objetivo #8 llama a “lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las mujeres y los hombres”, una meta que corrobora la visión de la ONU de una economía que beneficie a todos y sea menos dañina con el medio ambiente.
Empleos verdes se están creando hoy en día
Según Gueye, el giro hacia una economía verde abre una «oportunidad de creación de empleo a gran escala». Un ejemplo evidente de ello es la industria energética, donde la transición a las energías renovables ha servido para crear nuevos puestos de trabajo en las empresas que se dedican a la construcción de plantas solares, parques eólicos y otras fuentes de energía limpia.
Sin embargo, tanto en los países desarrollados como en los en desarrollo, las oportunidades laborales se expanden más allá de la industria energética incluyendo a sectores como el de la construcción y el de la manufactura donde, gracias a una serie de novedosas técnicas, a menudo lideradas por la tecnología digital, se consigue reducir los desechos y mejorar la eficiencia.
Una clara muestra de ello es el Programa de Empleos Verdes de la OIT en los países en desarrollo que, gracias a la ayuda de la incorporación y aplicación de prácticas sostenibles en las comunidades, han aumentado sus posibilidades de obtener ingresos.
Así, por ejemplo, en las zonas rurales de Zambia se ha capacitado a las mujeres para que puedan construir sus hogares usando técnicas sostenibles y a ensamblar e instalar paneles solares, todo ello en un país que padece una crisis energética y en el que muchas personas nunca han tenido acceso a la electricidad.
Las habilidades aprendidas sirvieron para transformar positivamente la vida de la comunidad y, al mismo tiempo, lograron disminuir el impacto medioambiental gracias a la reducción de desechos y contaminación