Por: GenÉthico
Las redes sociales son la plataforma idónea para comunicar las acciones y los valores de la empresa, así como interactuar con el consumidor. Facebook, Instagram, LinkedIn, Twitter y otro sinfín de redes permiten a las empresas entregar pequeñas dosis de información sobre sus productos/servicios y sobre su trabajo interno.
¿Por qué es tan importante comunicar?
Como ya comentábamos en uno de nuestro artículos, una comunicación consciente (ver artículo aquí) es clave hoy en día. Nos permite mostrar cuáles son los valores que nos caracteriza como empresa y transmitirlos con el fin de que los usuarios pueden sentirse identificados con nuestra marca.
En materia de sostenibilidad existe la expectativa de que las empresas dediquen tiempo no sólo a comunicar lo que hacen, sino a concienciar y educar. Actualmente, son muchos los consumidores que priorizan la sostenibilidad de nuestro producto o servicio por encima de otros beneficios, y esto se acentúa en las nuevas generaciones.
La mayor variable del marketing actual es el consumidor. Hay que escucharlo, entenderlo y tratar de alinearse con sus valores y expectativas. De ello depende que nuestra marca triunfe o, por el contrario, se estrelle.
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¿Por qué la importancia de las redes sociales?
Vivimos en una sociedad en la que ser transparente con la audiencia y coherente entre las acciones y los mensajes que comunicamos no es una opción, sino una obligación.
Las redes sociales nos permiten llegar a un mayor número de personas en un menor tiempo, además de incluir el aliciente de que algo se pueda hacer viral. Un anuncio, un post, una respuesta a un comentario,…pueden llegar a dar la vuelta al mundo en cuestión de minutos o incluso segundos. Esto puede resultar un inconveniente, pero bien enfocado y comunicado conscientemente, la repercusión puede ser muy positiva.
Necesitamos conectar con el usuario y entender sus preocupaciones y sus expectativas. A través de las redes sociales podemos interactuar de forma bidireccional y en tiempo real con los consumidores y, así, acercarnos a ellos.
Por otro lado, cabe destacar que un buen uso de estas redes permite que el consumidor se sienta parte de la marca y colabore en ciertos aspectos: dar a conocer un producto o servicio, crearlo, apoyar causas solidarias,… Y todo ello se puede hacer generando un debate, encuestas, creando comunidad a través de un hashtag, y un largo etcétera.
¿Qué puedes comunicar?
Las redes sociales se caracterizan por un elemento: mensajes breves, concisos, claros y directos. Según un estudio reciente realizado por Hootsuite y We Are Social, cerca de 29 millones de españoles pasan casi 6 horas diarias en redes sociales, cifra también alta y en aumento si nos movemos a un plano mundial.
YouTube, WhatsApp, Facebook, Twitter e Instagram son las redes más empleadas por los españoles. Necesitamos que nuestros mensajes capten la atención del usuario ya sea a nivel gráfico o textual para que: 1) se detenga a ver el post y 2) retenga nuestra información entre tanta que recibe diariamente.
Entonces, ¿qué comunicar y cómo?
Debemos centrarnos en comunicar:
- Datos de nuestro impacto, cifras. Para ello podemos emplear equivalencias que permitan a los usuarios entender de forma clara el impacto. Por ejemplo, 1 camiseta = 2.500 litros de agua.
- Metas y objetivos. Apóyate en los ODS. Así empleas un soporte gráfico para captar la atención y fomentar la retención de la información. Además contribuirás a un trabajo de concienciación y educación en materia de Desarrollo Sostenible.
- Estrategia interna. No comuniques sólo lo que se ve, destaca tus puntos fuertes desde el interior de la empresa. Aléjate del greenwashing y demuestra que la sostenibilidad forma parte del ADN de la empresa: cifras, organigrama de la composición de la empresa, procesos de producción, formaciones internas, … Esto no quiere decir que reveles toda tu estrategia interna. Los consumidores deben entender que tus acciones de cara a la galería están acordes con tus valores empresariales.
- Acciones puntuales. Si tu empresa participa en campañas y acciones reales en relación con el Desarrollo Sostenible, ¡comunícalo! Hazlo a través de textos compartiendo la experiencia personal y lo que ha supuesto e incluye fotos que muestren naturalidad y autenticidad.
- Origen y trazabilidad del producto. Destaca dónde, cómo y cuándo se produce tu producto, qué hay detrás de él. Da voz a los productores y distribuidores.
- Economía circular. Muestra que tu producto/servicio tiene un ciclo de vida largo y que puede ayudar en la reducción de recursos y materiales limitados, fomentar una reutilización del mismo o que, en su defecto, tiene opciones de reciclaje.
- Compensación. Comunicar un acto de compensación no está mal, pero ¡ojo! La compensación debe explicarse muy bien. Debe surgir desde la perspectiva en la que compensamos el impacto que no hemos podido evitar, entendiendo que lo hemos reducido al máximo. Son muchas las grandes corporaciones que siguen su camino habitual, sus procesos insostenibles e irrespetuosos con el ser humano y el planeta, pero que luego compensan con cantidades ingentes de dinero o macro acciones solidarias. Esta no es la idea. Se trata de mejorar nuestros procesos, respetar el medioambiente, asegurar un trabajo digno para reducir nuestro impacto al mínimo y, entonces, compensar.
¡Cuidado con el greenwashing!
Lo hemos hablado en varias ocasiones, pero hay que tener mucho cuidado con el greenwashing. Anteriormente, ante un consumidor menos informado o menos sensibilizado, las acciones sostenibles puntuales con el fin de parecer más verdes era valorado positivamente.
Ahora, dada la concienciación y la gran labor educativa de personas influyentes, de comunidades, de empresas o, incluso, de instituciones públicas, el usuario es mucho más crítico tanto para bien como para mal. Un mal uso de la comunicación tratando de vender algo con nuestras palabras, pero con acciones alejadas de nuestro mensaje pueden penalizar a la empresa en el corto y en el largo plazo, generando, incluso, daños irreversibles. Tengamos en cuenta que una vez que se pierde la confianza en una marca o en un producto, recuperarla resulta algo muy complejo.
Este artículo fue publicado originalmente en GenÉthico. Lea el original aquí.
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