Por: GenÉthico
El abandono de las zonas rurales por las grandes urbes es cada vez mayor. Esta migración territorial interna viene motivada por la voluntad de encontrar más oportunidades de trabajo y mayor y mejor acceso a recursos y servicios de primera necesidad.
No obstante, no todo es de color rosa. Este tipo de migración trae consigo múltiples consecuencias que juegan un impacto negativo en el Desarrollo Sostenible.
Cifras en los últimos años
Según un informe del MAPA, la población rural habría caído un 10% desde el inicio del siglo. Estas cifras se han visto particularmente incrementadas en el segundo tramo del período 2000-2018, suponiendo una disminución del 7,4% entre los años 2008 y 2018.
Actualmente, el 80% de la población española ocupa un 20% de su superficie. Aunque la densidad media de población es de 92 habitantes por km2, la gran mayoría de la superficie está inhabitada. Esto se traduce en que en las zonas más despobladas tienen una densidad de 7 habitantes por km2.
Según datos de la ONU, desde 2007 más del 50% de la población vive en grandes ciudades y se prevé que llegue al 60% para 2030 (5000 millones de personas).
Zona rural y zona urbana, ¿qué son?
Se denomina zona rural a una superficie vinculada al campo. Para que sea considerada como tal, el área debe contar con menos de 10.000 habitantes y su densidad de población sea menor que 100 habitantes por kilómetro cuadrado. La actividad principal que ocupa la población de estos territorios es la agropecuaria.
De su lado, una zona se considera urbana cuando la población y su densidad es muy alta. Su actividad principal se orienta al sector industrial y de servicios. Asimismo, las grandes ciudades ofrecen infraestructuras modernas y mayor accesibilidad a recursos básicos como el agua, la electricidad, la alimentación o la vivienda, entre otros.
Impacto de las zonas rurales en el Desarrollo Sostenible
La despoblación de las zonas rurales tiene graves consecuencias para éstas. Tener estas zonas pobladas significa, en gran parte, tener un territorio trabajado, cultivado, cuidado, controlado. La disminución de la población hace que mucha superficie sea abandonada a su suerte y que la vegetación tome el control. Esto juega un papel fundamental en la reducción del caudal de los ríos. Si disminuye la cantidad de agua, dado que la vegetación la emplea para sobrevivir, supone que dispongamos de menos para los cultivos que si prosiguen y requieren de ella para la producción de alimentos.
Además, este factor y, de forma más genérica, el descuido de los bosques y de la vegetación, incrementa el riesgo de incendios.
Asimismo, el abandono de las zonas rurales supone un olvido del mantenimiento de los servicios básicos como infraestructuras, colegios, hospitales o acceso a la alimentación. Esto tiene un impacto directo sobre las condiciones de vida de las personas que si siguen en estos territorios.
Por otro lado, en España, un 13,4% de las zonas rurales no tienen acceso a internet. Esto implica una dificultad para acceder a la información, a la formación a distancia, al teletrabajo o al ocio online, entre otras cosas.
Impacto de las ciudades en el Desarrollo Sostenible
Las grandes urbes implican un gran crecimiento económico y un espacio repleto de oportunidades laborales, aportando un 60% del PIB mundial.
No obstante, según datos de la ONU, aunque las grandes ciudades tan sólo ocupan un 3% de la tierra, “representan alrededor del 70% de las emisiones de carbono mundiales y más del 60% de uso de recursos”.
Asimismo, la superpoblación está contribuyendo a una mayor contaminación del aire y sobrecargando las infraestructuras y los servicios que se ofrecen en las ciudades.
Cada vez somos más en las grandes ciudades. Lo cual también, en caso de pandemia o enfermedades contagiosas por aire o contacto, hace que que la propagación sea mucho más rápida y, por tanto, mayor. Así nos lo han mostrado las cifras de estos últimos meses. De hecho, Santiago Martín, ingeniero agrónomo, dice “los ecosistemas sanos frenan la propagación de enfermedades, son la más eficaz vacuna.“
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Nuevos retos y oportunidades en las zonas rurales
Las zonas rurales nos ayudan a mantener viva nuestra identidad, nuestro sentimiento de pertenencia a un lugar, nuestros valores y nuestra cultura. En las grandes ciudades las personas son por lo general más individualistas, egoístas, competitivas, viven para trabajar, andan todo el día corriendo, … El mundo rural nos aporta, al contrario, sosiego, paz, solidaridad entre los vecinos, empatía e implicación directa con la naturaleza quien, finalmente, es quien nos mantiene vivos.
Cada vez más se perciben las superficies rurales como una oportunidad para el fomento de la sostenibilidad. Lo hemos comentado en otros artículos y es que la tecnología tendrá un rol primordial en la apuesta por estas áreas para el Desarrollo Sostenible. ¿Cómo? Apostando por implementar hubs tecnológicos, dando visibilidad a pequeños productores, ofreciendo la opción de teletrabajar y educarse a distancia en espacios alejados de las ciudades… Y esto último se ha incrementado más ahora. Durante los últimos meses, la búsqueda de solares y fincas rústicas ha incrementado un 106%.
Otra de las oportunidades que ofrecen los territorios rurales es el autoabastecimiento y autogestión alimentaria tanto propia como de las grandes ciudades de los alrededores. Esto supone apostar por un consumo de producto local y, por tanto, con menor huella de carbono. Asimismo, la promoción de este tipo de producción incide de forma positiva en la calidad de vida de los productores y la mejora de oportunidades para éstos.
La clave
Lo ideal es buscar un equilibrio entre ambas áreas. Sobrecargar unas zonas y vaciar otras tan sólo generará una cosa: DESEQUILIBRIO. Como lo hemos dicho en numerosas ocasiones, el desequilibrio, la desigualdad, … son elementos clave que nos llevan en un línea contraria al deseado Desarrollo Sostenible.
Debemos buscar una forma de dotar de las mismas posibilidades a ambas zonas para que la población se distribuya de mejor manera. De este modo, será más rentable la inversión de infraestructuras y servicios tanto en los pueblos como en las ciudades. Y, a la par, generará las mismas oportunidades para todxs sin importar nada más que las ganas y la motivación de uno mismo.
Este artículo fue publicado por GenÉthico, lea el original aquí.
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