Por: GenÉthico
El futuro de la educación está más presente que nunca. Puede resultar una paradoja, pero la realidad es que cada día que pasa percibimos más la necesidad de transformar nuestro sistema educativo.
La velocidad de cambio en la que nos hemos movido en la última década resulta abrumadora, pero no será nada comparada con la que está por venir.
La educación debe servir para mucho más que adquirir conocimientos básicos. Debemos plantearnos cuáles son estos conocimientos y, sobre todo, qué habilidades deben ir de la mano.
De todos es sabido que hay profesiones que requerían un estudio constante a lo largo de tu vida, por ejemplo, medicina. Sin embargo, ahora y en el futuro, la gran mayoría de la población mundial no trabajaremos en un área toda nuestra vida laboral, sino que iremos cambiando. Además de que lo más probable es que tampoco desempeñemos nuestro trabajo para una sola compañía. Esto cambia completamente el paradigma y, por tanto, debería cambiar también todo el sistema educativo.
Hemos querido preguntar sobre ello a David Calle, ingeniero de telecomunicaciones, profesor nominado a los Global Teacher Prize en 2017 y considerado una de las cien personas más creativas a nivel mundial por la revista Forbes.
Empecemos por el contexto. El sistema educativo actual es competencia de cada comunidad autónoma. Sabemos que esto puede tener algunos aspectos positivos, pero ¿crees que la estrategia educativa es algo que se puede cambiar cada 4 años y que a su vez cada comunidad organice la suya? Si tuvieras que determinar 3 carencias o necesidades del sistema educativo, ¿cuáles serían? ¿O quizás lo cambiarías por completo? ¿Cómo sería para ti el sistema de enseñanza que mejor se adecua a las necesidades futuras de nuestros jóvenes? Aquel que todos al escucharlo te dirían que es una utopía, pero a nosotras nos encantan! Al final la historia está llena de grandes utopía cumplidas
Un sistema educativo que premie y eduque para la innovación, para crear jóvenes innovadores, basado en la creación de nuevas ideas nuevas y mejores, que solucionen los verdaderos problemas actuales, que realmente interesen a las personas y que generen empleos. Que premie la creatividad, el trabajo en equipo, donde no se penalice el fracaso. La vida implica correr riesgos, equivocarse y aprender de los errores. La ciencia es ensayo y error…
Por eso, más allá de que sepan hacer ecuaciones de segundo grado o reacciones químicas en un papel, debemos intentar en la medida de lo posible conseguir que sean personas responsables, que tengan pasión, encontrar lo que les entusiasma o los motiva debe ser lo más importante. Para ello hay que darles tiempo para realizar proyectos, investigaciones o experimentos que les ayuden a detectar y perseguir su pasión, ya sea artística o intelectual. Que trabajen en equipo, hablen, debatan, discutan, aprendan a ser asertivos, a tener sentido crítico, a no tener miedo a hablar con aquellos que no piensan como ellos. Esa para mí, sería la verdadera innovación.
Hablemos ahora de la figura del docente, de sus habilidades, competencias y su papel en la sociedad. ¿Crees que el profesorado necesita un plan formativo de actualización? ¿Tendríamos que replantear desde cero cuál es la figura del docente? ¿Debemos colocar a los docentes entre las profesiones más importantes y respetadas de un país y remunerar en consecuencia?
La educación y la sanidad deben ser nuestras principales prioridades y se me antoja imprescindible ayudar a recuperar a los docentes el prestigio perdido, por desgracia, en nuestra sociedad. Sin duda, todo pasa porque sea uno de los colectivos mejores remunerados si bien, a cambio, debemos endurecer y replantear el acceso a la carrera docente a los profesores del futuro. Y a aquellos que están en activo, dotarles de todos los medios a su alcance para que se reciclen, se formen adecuadamente y se adapten a un nuevo sistema educativo aún por definir, que ojalá se parezca al sueño utópico con el que empezábamos esta entrevista.
Por más que debamos, por supuesto dominar la materia que impartimos, los profesores ya no somos la única fuente de conocimiento. Debemos ser más un guía, un catalizador, que ayude a sus alumnos a adquirir sentido crítico, a evaluar, a buscar información, compartirla, colaborar, incentivar en sus alumnos el trabajo colaborativo y la consecución de proyectos, a evitar el copiar y pegar. Como en la vida real… Tratando también en la medida de lo posible acercarse a ellos, tratar de entender que los alumnos de hoy forman parte de un escenario completamente diferente y no se parecen en nada a los que estudiamos en mi generación, por ejemplo.
Siempre se habla de tasas de absentismo o fracaso escolar achacando el problema directamente al alumno. ¿Crees que, en la mayoría de los casos, es un problema del alumno? En algunos centros existe la figura del orientador psicológico, pero ¿tenemos mecanismos que detecten que un niño se está “desconectando” del entorno escolar, académico?
Si existen mecanismos para detectar con suficiente tiempo esa posible desconexión, lo que faltan son recursos suficientes y ambición para que cambie. La solución no debe pasar por asegurar el aprobado general para todos o reducir la exigencia y los contenidos exigibles curso tras curso. En ese caso estaríamos avocando a una generación entera al fracaso.
Huyo muchísimo de mirar alegremente hacia otros países para intentar copiar lo que hacen bien pues los contextos y la particular forma de ser de cada país son absolutamente diferentes. Dicho esto, en Finlandia, como no, desde los primeros cursos se interviene para apoyar a los alumnos con necesidades especiales, con lo que se evita que sus dificultades aumenten con los años y se minimizan los porcentajes de fracaso escolar. Se respeta el ritmo de aprendizaje de cada niño y se huye de las pruebas y actividades estandarizadas. Y por supuesto, lo más importante, la ratio alumno-profesor es casi la mitad de la española, con dos profesores en muchos casos por aula.
La desigualdad ha crecido, cada vez estamos más polarizados como sociedad. ¿Has percibido este aumento en los últimos años? ¿Cómo se expresa la pobreza en los alumnos?
En respuesta también a la pregunta anterior, uno de los puntos más relevantes en lo que respecta al fracaso escolar o a la atención a la diversidad, es el que atañe a las familias. Debemos ayudarles a que estén más implicadas, gracias a políticas extraescolares adecuadas y a las ayudas que puedan recibir para conciliar su vida laboral y familiar, para que dispongan de más tiempo con sus hijos.
Más allá de la llamada brecha digital, ahora que muchos alumnos deben atender online sus clases y no cuentan con conexión, equipos o medios telemáticos suficientes, me preocupa mucho más la brecha social. Ya no es que un alumno no tenga ordenador en casa para poder hacer los deberes online, sino que quizás no cuenta con un espacio adecuado para estudiar o una habitación. O si los tiene, debe compartirlo con sus hermanos o sus padres. Ahí está el reto, no podemos permitirnos que uno solo de esos chavales se quede por el camino, nuestro objetivo (así ha sido en Unicoos desde el primer día) debe pasar por ofrecer las mejores y las mismas oportunidades a todos.
¿Qué le dirías las chicas y chicos que no encuentran motivación, que no les gusta la etapa académica que les ha tocado vivir? ¿Hasta qué punto la figura del profesor influye en la experiencia escolar del alumno?
Evidentemente un profesor -lo que te diga o no te diga en clase- y su capacidad para inspirarte, puede cambiarte la vida para siempre. De ahí, la importancia de ayudarles a tener las mejores condiciones, recursos y formación posibles para hacer bien su trabajo, adaptarse a los tiempos. ¿A los chavales? Que puedo decirles, que la vida se parece más a una maratón que a una carrera de 100 metros, Solo si se esfuerzan y trabajan duro podrán conseguir sus metas, aunque parezca imposible. Sé que están desconectados, desorientados y desmotivados en muchos casos.
Por mi parte solo intento que encuentren en su interior la motivación, la voluntad y la pasión necesaria para intentar ser mejores, no necesariamente los mejores. Más allá de si suspenden, se confunden o cometen errores, la motivación que necesitan no debe basarse en un simple aprobado. Deben encontrarla en ellos mismos. Los necesitamos para cambiar el mundo que hemos creado y que tan poco les gusta. Está en su mano hacerlo y tienen un gran reto por delante. Seguramente de los mayores a los que nos hemos enfrentado en décadas. Y yo confío en ellos, estoy seguro podrán hacerlo. Que no sea porque un día no entendieron una ecuación, para eso está Unicoos. Mientras me queden rotuladores, estamos con ellos.
Este artículo fue publicado por GenÉthico, lea el original aquí.
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