La agricultura es una de las actividades indispensables para la supervivencia del ser humano. Es a través de ella, que puede garantizarse la alimentación e impulsar la economía de las comunidades que se dedican a ella; sin embargo, en los últimos tiempos, esta actividad ha ido más allá de lo que solía ser.
En un mundo en transformación, que enfrenta grandes desafíos como lo es el calentamiento global, la agricultura ha adoptado otras bases y criterios con el fin de ser una práctica más amigable con el entorno y el planeta en general. De esta forma, nació el concepto de agricultura sostenible.
¿Qué busca la agricultura sostenible?
La agricultura sostenible busca cubrir las necesidades alimentarias, textiles y de materiales como el papel, a precios razonables para garantizar el acceso de estos productos a los consumidores, al tiempo que genera los ingresos necesarios para mantener la producción.
Además, la agricultura sostenible se basa en prácticas adecuadas para no poner en riesgo el medio ambiente ni los recursos naturales. Este sistema de producción agraria busca el equilibrio a través de la aplicación de sistemas alternativos que permitan satisfacer las necesidades agroalimentarias sin ser agresivas con el planeta, además de ser social y económicamente aceptables.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirma que la agricultura sostenible debe garantizar la seguridad alimentaria en el mundo, promover ecosistemas saludables y apoyar la gestión sostenible de los recursos naturales. Y para que la agricultura sea realmente sostenible, debe satisfacer las necesidades de las generaciones actuales y futuras.
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En este sentido, ¿qué prácticas pueden ponerse en marcha para lograr un sistema de agricultura sostenible? Algunas de las que se deben implementar son:
- Realizar rotación de cultivos. Para ello, deberás alternar entre cultivos que tengan distintas necesidades respecto a los nutrientes que obtienen del suelo. Al hacerlo, se ayuda a reponer lo que el cultivo anterior consumió, permitiendo evitar que el suelo se agote. Además, se logra tener un mejor control de plagas, enfermedades del suelo y maleza.
- Preserva la vida silvestre. El lugar donde se realiza el cultivo debe convertirse también en un refugio para la biodiversidad local, donde la vida y reproducción de la fauna esté asegurada. Para ello, se debe prohibir la caza e impulsar acciones de cuidado de las especies.
- Evita el uso de agroquímicos. Para no alterar o dañar la composición del suelo, la agricultura sostenible promueve el uso de abonos orgánicos y el control natural mediante el respeto de la biodiversidad. En este modelo agrícola, no deben utilizarse sustancias químicas en procesos de abono ni de control de plagas.
- Optimiza el uso del agua. Ésta es indispensable no sólo para el suelo y los cultivos, también para la subsistencia de las familias rurales y la humanidad en general. Para hacer una gestión más eficiente de este recurso, puedes llevar a cabo acciones como elegir cultivos nativos o que sean tolerantes a la sequía, implementar sistemas de riego eficientes y utilizar métodos para recolectar agua de lluvia y usarla en el riego.
- Impulsa la participación de otras personas. La agricultura sostenible ayuda a formar lazos con los habitantes de una comunidad, y para ello es necesario establecer buena comunicación con los vecinos, involucrarlos en los planes, actividades y capacitaciones, además de trabajar juntos para impulsar el bienestar local y social.
La agricultura sostenible aporta grandes beneficios a las comunidades y al planeta en general. Adoptar este modelo no sólo ayuda a garantizar el acceso a alimentos, también a preservar los suelos y la vida en el planeta, fortaleciendo la convivencia en las comunidades y la economía regional.
Con información de CEMEX-Tec.
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