Tras la ratificación de Brasil a finales de 2022, solo falta una nación para que entre en vigor el Sistema Global de Preferencias Comerciales entre Países en Desarrollo (SGPC), un acuerdo que busca aumentar el comercio Sur-Sur mediante reducciones arancelarias y negociado en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Los 42 miembros del Sistema en África, Asia y América Latina cuentan con 4000 millones de habitantes y constituyen un mercado total de 16 billones de dólares, sumando cerca del 20% de las importaciones mundiales de mercancías.
Este Acuerdo fue creado hace más de tres décadas por el Grupo de los 77, una coalición de países en desarrollo, para impulsar el comercio entre ellos.
«Ahora se abre una oportunidad» para este mecanismo, declaró el secretario general adjunto de la UNCTAD, Pedro Manuel Moreno, en la sesión inaugural del Foro de Comercio de las Naciones Unidas 2023, que se centró en el acuerdo.
La agencia de la ONU calcula que si los integrantes del acuerdo aplican los compromisos de reducción arancelaria de la última ronda de negociaciones, conocida como el Protocolo de la Ronda de São Paulo, podrían aumentar sus ingresos comunes en unos 14,000 millones de dólares.
Las reducciones arancelarias afectarían a una amplia variedad de productos que van desde el pescado y los alimentos hasta ropa y artículos relacionados con maquinaria, dependiendo de los compromisos de cada país.
El comercio ayuda a afrontar retos comunes
Además de la seguridad alimentaria, el pacto aborda otros desafíos comunes de los países en desarrollo como el cambio climático y la contaminación.
Aunque los países en desarrollo son los que menos contribuyeron a las emisiones mundiales de CO2, son los que más sufren sus efectos.
La reducción de los aranceles sobre bienes y servicios de energías renovables podría impulsar la transición energética en los países en desarrollo y ayudarles a cumplir sus compromisos climáticos en el marco del Acuerdo de París.
El acuerdo también podría crear un mayor mercado para los sustitutos naturales del plástico, como las algas, el bambú y los residuos agrícolas.
Muchos miembros del Sistema disponen de estos materiales en abundancia y podrían utilizarlos para fabricar versiones ecológicas de pajillas, envoltorios de alimentos y otros productos de consumo de plástico.
Con información de ONU noticias.
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