Un buque de almacenamiento de crudo de 264 metros de largo se encuentra anclado en el Mar Caribe, justamente en el Golfo de Paria, entre la costa de Venezuela y Trinidad y Tobago con 1,3 millones de barriles de petróleo provenientes de Venezuela, pudiendo ocasionar un desastre ecológico.
El pasado 16 de octubre miembros de la organización ambientalista Pescadores y Amigos del Mar (FFOS por sus siglas en inglés), publicaron en su cuenta de Twitter una serie de imágenes del buque petrolero Nabarima anclado en el Golfo de Paria (Venezuela).
El Nabarima, buque de Petrosucre, empresa mixta con 74% de acciones de PDVSA y 26% de la compañía italiana Eni S.p.A., está paralizado desde principios de 2019, cuando las sanciones de Estados Unidos contra el gobierno venezolano detuvieron la venta de petróleo a su principal comprador, Citgo.
Las fotos difundidas por la organización ambientalista, muestran como el buque se está hundiendo, lo que despertó preocupación, pero no para PDVSA que negó que el estado del buque pudiera «representar una amenaza para el ecosistema«, según el Gobierno de Venezuela.
Desastre ecológico en el Golfo de Paria
Eudis Girot, director ejecutivo de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTPV), hizo la denuncia publica el mes de agosto, a lo que se hizo caso omiso.
Según el directivo, la sala de máquinas está presentando fallas y los generadores eléctricos no se encuentran completamente operativos lo que impide el normal desempeño de las actividades del buque. Además el buque está diseñado para llevar unos 60 hombres a bordo para su mantenimiento, y solo se encuentran tres.
Por otra parte, el biólogo venezolano Carlos Peláez afirma que todo parece indicar que podría suceder el mayor desastre petrolero de la historia de la región, porque además de la cantidad enorme de crudo, los modelos de distribución en base a las corrientes de la región parecen indicar la posibilidad de que eso primero afecte los ecosistemas marino y costero del Golfo de Paria, una zona de altísima biodiversidad producto de la confluencia de las aguas del Río Orinoco y el océano Atlántico.
El crudo además, explica, puede salir empujado por la corriente por el estrecho entre Paria y Trinidad y quedar esparcido rápidamente por todo el Caribe.
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Peláez dijo que el petróleo en estos ecosistemas tiene varias implicaciones. La más evidente es la paralización de los organismos: aves marinas, peces, invertebrados. Les impide moverse, los intoxica y les causa la muerte.
El derrame petrolero que cubre la superficie impide la oxigenación del agua, creando zonas anoxicas que causan mortandades, sobre todo en lugares llanos y con poco oleaje. Y el tercer efecto es que los hidrocarburos más pesados precipitan y se incorporan al ecosistema del fondo marino o de la columna de agua donde pueden tener efectos sobre la fauna y flora que los empieza a consumir.
Las denuncias de daños ambientales por falta de mantenimiento de instalaciones son frecuentes en medio del colapso de la industria petrolera de Venezuela.
Con información de Voz de América.
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