Para conmemorar el Día Mundial de las Ciudades, voluntarios de Greenpeace realizaron caminatas, rodadas, ferias en plazas públicas, entre otras actividades en 21 ciudades del país para exigir a las autoridades urbes más equitativas, con un transporte público eficiente y opciones de movilidad que coloquen a la persona en el centro de las decisiones gubernamentales, en lugar del automóvil particular, como ha ocurrido hasta ahora.
Las actividades se realizaron en Pachuca, Monterrey, Saltillo, San Luis Potosí, Ecatepec, Querétaro, Los Cabos, Irapuato, Xalapa, Puebla, Veracruz, Toluca, Campeche, Zacatecas, Atlixco, Ciudad Valles, Sahuayo, Morelia, Guadalajara, Tuxtla Gutiérrez y Chihuahua, para demandar a las y los responsables de los tres niveles de gobierno, políticas públicas que combatan la desigualdad en las ciudades y la generación de gases de efecto invernadero, de la cual es responsable en su mayoría el inmenso parque vehicular que circula en las ciudades.
Al respecto, Carlos Samayoa, campañista de movilidad en Greenpeace México, señaló que “una ciudad equitativa ofrece las mismas condiciones de movilidad y seguridad a todos sus habitantes sin importar el medio de transporte que utilicen, por lo que es urgente que los gobiernos tomen medidas para reducir la desigualdad que existe actualmente en nuestra ciudades, donde la mayor parte de la inversión pública es para el auto particular en lugar de otras alternativas como el transporte público, infraestructura ciclista y peatonal, que son las más utilizadas por la población”.
En el contexto de la emergencia climática que vive el país, en el que los expertos advierten que se necesitan medidas contundentes para evitar que la temperatura del planeta aumente más allá de 1.5°C, las ciudades juegan un papel de suma importancia ya que albergan al 80% de la población a nivel mundial (tendencia que se repite en México), por lo que tener cambios en favor de la equidad y sustentabilidad podrían hacer la diferencia.
De acuerdo con ONU-Hábitat, el cambio climático en las ciudades incrementa el peligro para las personas más pobres, que se ven obligadas a vivir en asentamientos irregulares en lugares peligrosos como barrancas, laderas, a las orillas de ríos y otros cuerpos de agua en viviendas precarias, que son más vulnerables a los cada vez más violentos eventos meteorológicos como huracanes, tormentas, inundaciones, terremotos y olas de calor.
“En Greenpeace creemos que el cambio es posible y en el año 2030, podremos tener localidades donde transportarse para las actividades cotidianas, deje de ser un reto que implique pérdida de tiempo, desgaste e inseguridad y se convierta en un gozo, a través de opciones diversas, interconectadas, donde la dignidad de las personas sea el centro de las políticas públicas”, añadió Samayoa.
En ese sentido, la organización ambientalista propone nueve acciones que los gobiernos de los tres niveles pueden emprender solos o en conjunto para mejorar la situación, primero, reordenar las rutas de transporte público para eficientar al máximo su servicio; segundo, reorganizarlo en correctores estructurados con carriles exclusivos y estaciones seguras que permitan mayor eficiencia; y tercero renovar el parque vehicular del transporte público con unidades de tecnología cero emisiones y accesibilidad universal para todas las personas.
Se propone también crear un Sistema Integrado de Transporte Público en el que puedan usarse diferentes rutas y alternativas de transporte con un solo pago y transformar las avenidas principales en “calles completas”, es decir, donde se asignen carriles y espacios seguros para caminar, usar la bicicleta, el transporte público y, complementariamente, el automóvil.
La propuesta incluye implementar centros de transferencia modal en los que sea posible alternar fácilmente las distintas opciones de movilidad; aumentar la infraestructura ciclista en toda la ciudad; ampliar, mejorar y construir banquetas que fomenten la “caminabilidad”; y hacer peatonales las calles en los centros históricos.
Estas medidas forman parte del Manifiesto de la Revolución Urbana (ver aquí manifiesto), un documento de Greenpeace que hace visible la desigualdad y discriminación que se vive en las ciudades y que se ven reflejadas en los sistemas de movilidad que privilegian el uso del auto particular sobre otros medios de transporte.
El documento, que compila los datos de diversos estudios sobre siete de las zonas metropolitanas más contaminadas del país (CDMX, Puebla, Monterrey, Guadalajara, Toluca, Querétaro, Pachuca), muestra cómo invertir más en infraestructura para el uso de auto particular trae consigo contaminación del aire, pérdida de tiempo para las personas en el tráfico y deterioro general de su calidad de vida.
Además, muestran los resultados de una serie de monitoreos ciudadanos de calidad del aire, que Greenpeace realizó de julio a septiembre en esas siete zonas metropolitanas para conocer el nivel de exposición de las personas al moverse en automóvil, transporte público y bicicleta.
En este ejercicio se midieron cuatro contaminantes, ozono (O3), material particulado PM10 y PM2.5 y monóxido de carbono (CO), demostrando que sin importar el medio de transporte, la población está expuesta a concentraciones de estos contaminantes, que en su mayoría superan los niveles permitidos por las Normas Oficiales Mexicanas, de por sí más laxos que los índices recomendados por la Organización Mundial de la Salud.