Por: Cintia Vanesa Días
@soycindias
Vivimos en tiempos exigidos y volátiles. La incertidumbre es moneda cotidiana y el estrés nos drena la energía hasta los huesos. No nos pasa solo a nosotros, basta con levantar la vista para comprobar que es una condición de nuestra era. No importa el puesto, el rol dentro o fuera de la organización, nos urge repensar nuestro management personal y profesional si pretendemos mantenernos saludables.
Pero, si hay algo nos ha quedado claro -tras la pandemia- es que no podemos mantener el ritmo cuando los vaivenes emocionales y las exigencias del contexto nos abruman. Es insostenible. Vivimos bombardeados por estímulos reales y virtuales y la rapidez de ha convertido en parte de nuestra cotidianidad. Si lo piensas un momento, la atención es una autentica ventaja competitiva.
Según una encuesta de McKinsey & Company y LeanI el 42% de las mujeres dijo que a menudo o casi siempre estaban agotadas este año en comparación con el 35% de los hombres. El año pasado, el 32% de las mujeres dijeron sentirse así, en comparación con el 28% de los hombres.
Las mujeres responsables de la dirección de equipos tienen niveles aún más altos, con más del 50% informan que a menudo o casi siempre están agotadas.
Hazte un chequeo
¿Tu o alguien de tu equipo experimenta alguno de estos signos?
- Exige o aplica microgestión
- Sobrecarga de tareas
- Actitud cínica
- Agotamiento emocional
- Sensación de insatisfacción e ineficacia
- Experimenta desequilibrio entre la vida social-familiar y su vida profesional
- Sensación de vacío
Si asentiste al menos a una de ellas es el momento de prestar atención, puedes estar comenzando a transitar los primeros pasos hacia el burnout.
En ese lugar oscuro estuvo Andrea.
El caso de Andrea
Andrea es gerente de sostenibilidad de una importante empresa del sector energético, siempre ha tenido una excelente relación con sus equipos, año a año ha incrementado el rendimiento de su gerencia y tiene en su haber varias decenas de proyectos exitosos.
Sin embargo, durante el 2020, sintió que algo no estaba bien con ella: sufría de insomnio lo cual interfería en sus tareas cotidianas, siempre estaba cansada, desganada y notó como se volvía más y más irritable.
Comenzó a ver una baja en el rendimiento del equipo, por lo cual se sintió responsable y dedicó gran parte de su tiempo en crear más y mejores sistemas para aumentar su tasa de rendimientos.
Sin embargo algo andaba mal. Los resultados tardaban más del doble en llegar, varios colaboradores sufrieron ataques de ansiedad, otros simplemente estaban desbordados y no podían mantener la atención en las videollamadas y mucho menos cumplir con los plazos.
Siempre había estado atenta a las personas, pero durante ese periodo realmente estaba saturada intentando domar sus propias emociones y creando sistemas y procesos de mejora, mientras se ocupaba de la educación de su hija pequeña e intentaba equilibrar su trabajo y su vida en 45m2.
El caso de Rosa puede ser el tuyo, o el de alguien que conozcas. Independientemente del contexto mundial y el de la propia organización que intentó paliar las falencias con buenas prácticas, el origen de este desequilibrio provocó una autentica reacción en cadena que terminó con Andrea sin poder levantarse de la cama.
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¿Cuánto haces es cuánto vales?
La cultura del hacer ha calado hondo en nuestro mindset, tanto que creemos ciegamente que: “cuánto hacemos determina nuestro valor”. Estamos en modo reactivo, acelerados y respiramos mal, esto lleva a nuestro organismo a un grado de excitabilidad extrema, lo que genera: hiperreactividad, bruma mental, ansiedad, dificultad para hacer foco y desgano. La falta de oxigeno trae, también, pensamientos obsesivos, mala digestión y un largo etc.
Hemos convertido al hacer en el santo grial del éxito. Queremos ser más productivos, entonces hacemos y cuando no funciona nuestra estrategia, seguimos haciendo más. Si nuestros equipos no rinden, hacemos las cosas por ellos.
Seguramente ya te habrás dado cuenta que este ritmo es insostenible y poco saludable. Hacer más no es necesariamente hacer mejor.
Hacia una productividad más sostenible
Andrea tomó una pausa y buscó ayuda.
Se dio cuenta que el mundo no se derrumbaba si daba un paso atrás y reflexionaba acerca de lo que estaba funcionando y lo que no.
Se dio cuenta que podía estar presente para su equipo si dedicaba tiempo de calidad a su familia, y que eso no solo mejoraba el clima laboral y el humor de sus colaboradores, sino el suyo propio.
Se dio cuenta que simplificando procesos y sistemas las tareas fluían de manera más natural.
Que no necesitaba exagerar en técnicas para gestión del tiempo, porque lo que verdaderamente tenía que aprender a gestionar eran sus emociones y al hacerlo pudo encontrar puntos de equilibrio dentro de su vida, espacios de pausa, reflexión y disfrute.
Andrea descubrió que cuanto más serena estaba, más lograba avanzar en sus tareas, más conectada estaba con sus seres queridos y más horas al día podía dedicarlas a descansar y hacer tareas gratificantes.
Lo que encontró Andrea fue un sistema que la puso a ella, persona, en el centro de la ecuación y la ayudó a fortalecer su core productivo, lo que dio por resultado mayor claridad en la toma de decisiones, mejor percepción del tiempo, alto rendimiento, mayor compromiso y más tiempo de placer.
Andrea comprendió que integrando sus roles, diseñando su canva productivo lograba tomar mejores decisiones en momento de estrés y encontraba la paz mental que la ayudaba a gestionar su liderazgo de manera extraordinaria y a sentirse plena consigo misma y con los demás. Comenzó a dormir mejor y sentirse con más energía.
Luego de unos meses de estar ejercitándose en el método había inspirado a su equipo a encontrar su propio eje productivo en el que se destacaba el talento de cada uno en pos del crecimiento de la gerencia y de la organización. Pero sobre todo, Andrea se dio cuenta que reía más.
Ahora es tu oportunidad
Inspirados en la transformación de Andrea y queriendo acompañar a más profesionales a desarrollar su máximo potencial sin poner en peligro su salud física, emocional o mental, en CapacitaRSE creamos el Diplomado de Productividad Sostenible donde explicamos paso a paso y de manera práctica cómo diseñar tu propio canva productivo, encontrar el balance perfecto entre lo profesional y personal y cómo fortalecer cada uno de los puntos nodulares del framework de una productividad sostenible e integral.
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Cintia Vanesa Días es pedagoga y combina más de 20 años de trabajo e investigación en Productividad y Gestión de Equipos y Procesos con la Dirección Educativa de CapacitaRSE, centro pionero de educación ejecutiva en Responsabilidad Social y Sostenibilidad en América Latina. Dialoga con ella en @soycindias.
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