El alcohol en gel es uno de los productos más populares en la pandemia. En México su uso se hizo realmente frecuente a partir de la llegada del AH1N1 hace más de una década, pero en el mundo logró su reinado gracias a la COVID-19.
Su mecanismo de acción es sencillo: alcohol dispuesto en un gel como vehículo. Ideal para su transportación y aplicación, ya que otros ingredientes añadidos al gel pueden prevenir que alcohol por sí solo reseque en exceso la piel.
Sin embargo, por más aditivos que este producto tenga para cuidar las manos, continúa siendo agresivo con un uso constante, pues la concentración ideal de alcohol para lograr la desinfección debe ser de al menos 60%, provocando que la piel sufra. Además sólo garantiza una desinfección y protección instantánea, pues en cuanto se toque una superficie, las manos volverán a contaminarse.
Para un equipo de emprendedores de Jalisco, la alternativa a esta relación “protección-sufrimiento” se encontraba en el uso de la nanotecnología que pudiera estar disponible a través de una crema que cuidara la piel, la desinfectara y la protegiera por tiempo prolongado.
“Si bien el uso de jabón o gel antibacterial es altamente efectivo ya que elimina de manera eficaz el virus, su uso frecuente daña nuestra piel y su función antiviral es momentánea. Por eso el equipo de Investigación desarrolló la tecnología Ax-L. A diferencia de un sanitizante común, los elementos activos de Ax-L mantienen su función antiviral y antibacterial por un periodo de tiempo prolongado”, señala Susana Ferreira, New Product Development Engineer de The Uncommon Lab, un centro de innovación en el campo de la ciencia de materiales, enfocado en la nanotecnología.
Su mecanismo de función se basa en dos ejes: los surfactantes catiónicos para la desinfección y la nanotecnología para la protección. Mientras los surfactantes catiónicos destruyen la capa lipídica y desorganizan la estructura de las proteínas de cualquier virus e inhabilitan su potencial infeccioso, las nanopartículas metálicas forman una película protectora que inhabilita el virus y su capacidad reproductora en las células. Es así que se logra una protección de incluso hasta tres horas, contrario a la del alcohol en gel que dura hasta que se vuelve a tocar una superficie contaminada.
“Estamos felices de poder contar la historia de este desarrollo hecho en México. La nanotecnología que desarrollamos a inicios de la pandemia, hoy por hoy está presente en otros productos, que ayudan a proteger nuestro cubrebocas o las superficies que tocamos. La idea en un principio era blindar a nuestros colaboradores y sus familias en los momentos más vulnerables: en los traslados de la casa a la planta, en la interacción entre compañeros y en los espacios comunes o la vía pública. Pero hoy podemos decir que nuestros productos compiten con muy buena posición frente a los que encontramos en el supermercado”, asegura Ferreira.
Con nueve productos en el mercado, The Uncommon Lab ha logrado colaborar con más de 83 organizaciones que han adquirido sus productos y han alcanzado más de mil clientes vía e-commerce. Al mismo tiempo, han logrado estar en más de 10 cadenas con puntos de venta.
Comunicado de prensa.
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