México es la casa temporal de muchas especies de aves que migran a larga distancia y que invernan en el país, algunas únicamente toman descansos para seguir su largo camino, y otras se quedan por temporadas gracias a las condiciones climáticas, la topografía y a la ubicación geográfica del país.
Seguramente alguna vez has visto un chipe, esas pequeñas avecillas robustas con pico pequeño y con colores llamativos y otras no tanto, ellas vienen durante el invierno, del norte de América a México debido a que nuestras condiciones les ayudan a reproducirse.
Estás pequeñas aves se dividen en dos grandes grupos de acuerdo la zona geográfica en la que se reproducen y por su comportamiento en invierno. En el caso de los chipes occidentales, se ha observado que invernan casi enteramente en una franja relativamente angosta desde el sur de Sonora hasta Guatemala, mientras que los chipes orientales generalmente invernan en las Bahamas, en el Caribe, al sureste de México, Centroamérica y el norte de Sudamérica. Científicos de CONABIO han estudiado cómo es el proceso de migración y reproducción con los chipes occidentales en México.
El ambiente reproductivo que estas aves ocupan son pantanos, matorral desértico, artemisa, chaparral, asociación piñón junípero-encino, ripario, bosque costero, bosque montano, y oyamel subalpino; muchas de las especies de chipes son relativamente especializadas en cuanto al uso de hábitat reproductivo, lo que quiere decir que para ellas es muy importante llegar a estos sitios para poder reproducirse.
En general, las especies de chipes occidentales están menos separadas geográficamente por su uso de hábitat en el invierno que en el verano. Si estas aves migratorias invernaran en lugares y hábitats más alejados de sus áreas actuales en el occidente de México, tendrían las dificultades de tener que adaptarse a sitios diferentes y de encontrarse con más especies ecológicamente similares (con alimentación similar, mismo requerimiento espacial, etc.) lo que implicaría tener que pelear por recursos. Esto se puede evitar si se asegura que estas especies llegarán a las mismas condiciones ecosistémicas cada año.
Los esfuerzos de conservación dirigidos hacia la preservación de estos atributos únicos requieren una perspectiva diferente de la usual, la cual debe no estar orientada solo a determinadas especies. Si se comprende la evolución de la migración, los patrones de distribución geográfica y de hábitats de las especies, o la evolución de la organización social de las aves migratorias en el invierno, se podrán implementar estrategias mejor encaminadas hacia su preservación y asegurando la integridad de los sistemas biológicos a una gran escala geográfica.
La preservación de los sistemas biológicos únicos de México sólo puede ser asegurada mediante el esfuerzo para evitar que se vuelvan muy difundidas las formas más extremas de conversión agrícola y ganadera. No es suficiente el manejo de “mínimas poblaciones viables”, no será suficiente el conservar “recursos genéticos” en zoológicos. Y no será suficiente establecer reservas naturales para especies particulares. Se necesita mantener la integridad de algo más amplio. El mayor cambio de uso del suelo en las últimas décadas ha estado relacionado, principalmente, con la conversión de los hábitats a varios tipos de agricultura y áreas de pastoreo al mismo tiempo que hay una disminución del área boscosa, particularmente del bosque tropical deciduo en las costas del occidente de México.
Este artículo fue publicado por Earthgonomic, lea el original aquí.
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