Latinoamérica y el Caribe aportan el 14% de la producción mundial de alimentos. Su nueva misión regional es impulsar la transformación necesaria de los sistemas agroalimentarios para alimentar a 10,000 millones de personas en 2050.
La pandemia de COVID-19 ha producido un impacto negativo en el continente americano, donde se han producido casi la mitad de las muertes y los casos documentados de la enfermedad. A este dato negativo, se le añade la contracción de un 7.7% del PIB de América Latina y el Caribe en 2020 que ha provocado un retroceso sin precedentes en la lucha contra el hambre y la pobreza.
«No es una recesión normal», subrayó el economista jefe de la Organización, Máximo Torero, en su presentación donde advirtió que más de 20 millones de personas podrían engrosar las filas de la pobreza y propuso una serie de inversiones agrícolas y medidas políticas para acelerar la recuperación de los niveles de empleo y actividad anteriores a la pandemia.
“La mayor caída económica del mundo producto de la COVID-19 se verá en América Latina y el Caribe. 2.7 millones de empresas han cerrado. La región podría tardar una década en volver al nivel prepandemia”, dijo.
A pesar del fuerte aumento de los niveles de desempleo, las exportaciones agrícolas regionales aumentaron durante la pandemia, incluso cuando las importaciones cayeron, lo que pone de manifiesto la resistencia del sector en la mayoría de los países, dijo Torero.
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La agricultura supone casi la mitad de los empleos de la región
América Latina y el Caribe aporta el 14% de la producción mundial de alimentos y el 45% del comercio internacional neto de productos agroalimentarios, y sus sistemas agroalimentarios suponen hasta la mitad del empleo total, así como entre el 30 y el 40% del producto interior bruto económico, resaltó el máximo responsable de la Organización.
QU Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, añadió que al igual que la Revolución Verde de los años 60 y 70 que creció en México fue decisiva para acabar con las hambrunas en todo el mundo, la nueva misión, regional, es «impulsar la necesaria transformación de los sistemas agroalimentarios para que podamos alimentar a 10,000 millones de personas en 2050«.
Con información de la FAO.
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