Por: GenÉthico
La sostenibilidad NO es una moda. La igualdad NO es una moda. La libertad NO es una moda. La seguridad NO es una moda. Los derechos humanos NO son una moda.
En un mundo y sociedad marcados por la tecnología y las interacciones constantes a través de las redes sociales, podemos lograr dar gran repercusión, y en cuestión de segundos, a grandes retos a los que nos enfrentamos como población. No obstante, también existe el gran riesgo de desinformar o de manipular.
La gran conectividad y globalización actual hace que en pocos segundos una noticia pueda ser trending topic pudiendo tener un impacto positivo o negativo inmenso.
Sostenibilidad
El desarrollo sostenible ha llegado para quedarse. Debe ser nuestra prioridad número 1. En efecto, engloba toda problemática social, medioambiental y económica.
Actualmente, son muchos los individuos, empresas e instituciones gubernamentales que se llenan la boca con la palabra sostenibilidad sin tan siquiera entenderla realmente. Se pretende vender la idea de que se es más sostenible, cuando tan solo debería existir la opción de serlo. Se emplean conceptos al tuntún con el único fin de formar parte de un movimiento social de gran repercusión o con un fin meramente económico ya que el mercado se centra sólo en vender y vender. Cuando empecemos a diseñar pensando que los seres más ricos y resilientes son aquellos que menos necesitan, transformaremos completamente el entorno empresarial.
Aquí es donde nacen las cientos de acciones de greenwashing que pretenden engañar al consumidor, al usuario o a uno mismo. Durante los últimos meses nos hemos enfrentado a cantidad de ejemplos de mala praxis comunicativa en los que se ha engañado al consumidor intencionadamente o no, con intereses meramente económicos y de posicionamiento. Todo es “green“, todo es “vegan” o “veggie“, todo se diseña con hojas u árboles, todo se vende como reciclado o reciclable y, sobre todo, todo está en manos del consumidor quien es el “principal” contribuidor a la destrucción del planeta a través de sus decisiones de compra, su mal uso del producto o su falta de sensibilización con el reciclaje. Pero, ¿es realmente así?
Desde GenÉthico consideran que el rol del consumidor es inmenso, pero el de las empresas lo es aún más. Éstas tienen el poder de transformar sus modelos de negocio optimizando sus procesos y reduciendo su impacto. Solo así podremos considerarlas como marcas sustentables y sostenibles, que se preocupan por el bienestar de la sociedad y el planeta. Además. esto facilita la tarea del consumidor, quien, teniendo más opciones válidas, puede optar por las más adecuadas para su situación económica y social.
Si queremos un futuro justo, igualitario y sostenible, debemos ver la sostenibilidad como un modelo de vida.
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Igualdad
El término igualdad se aplica a muchas áreas. Hablamos de igualdad de género, igualdad de oportunidades, igualdad económica, igualdad étnica, … Según la RAE, la igualdad hace referencia al “principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones“. Por tanto, estamos hablando que, ante la ley, todas las personas, sin tener en cuenta su etnia, sexo, nivel socioeconómico, etc, deben ser respetadas por igual y tener acceso a los mismos derechos. En efecto hablamos de derechos HUMANOS. Tenemos muchos elementos o cualidades que nos diferencian los unos de los otros, pero lo que todos compartimos es que somos personas y, como tal, debemos ser tratados en pie de igualdad.
Cuando hablamos de que la igualdad no es una moda, hacemos alusión a casuísticas como las del #8M. Es un movimiento social que busca conmemorar durante un día la lucha feminista. Sin embargo, esta lucha, aunque se conmemore ese día, se debe pelear cada día, cada minuto. Son muchas las personas o empresas que se suman al carro del feminismo, del 8M, del color morado,… con el único fin de formar parte de la tendencia, pero que, en su día a día, permiten que se cometan actos que van en contra de esta igualdad e, incluso, fomentan este tipo de comportamientos, ya sea a través de acciones propias o consumiendo productos y servicios de empresas que llevan a cabo este tipo de discriminación.
De nuevo, esto no es únicamente culpa del consumidor, quien tiene el deber moral de informarse, sino de las empresas y de los medios que buscan a veces desinformar siguiendo sus propios intereses.
Seguridad
La seguridad es la cualidad de estar seguro, es decir libre, sin riesgo, cierto, confiado, … En este concepto también entra en juego el concepto de igualdad en el sentido en que todos debemos poder sentirnos seguros por igual allá donde estemos, en el momento que sea. Saber que ante una situación igual, no seremos tratados de forma diferente por ser quienes somos o por características intrínsecas a nuestro ser, que difícilmente podemos cambiar.
Hace no tanto fueron los casos de George Floyd o Breonna Taylor (EEUU) a los que la policía mató sin tan siquiera haber hecho nada, tan sólo por el color de su piel. Ante la misma situación, alguien con piel blanca hubiera seguido con su vida como si nada. Y lo que es peor, en numerosas ocasiones, personas blancas habiendo cometido actos atroces se han ido de rositas.
Tristemente, esto se reproduce a diario en muchos países del mundo. Muchos de los que trabajan en los cuerpos nacionales de seguridad se sienten con el poder y el derecho a ejercer la fuerza a su antojo, sabiendo que, en prácticamente todos los casos, salen impunes. Esto daña la confianza que depositan los ciudadanos en aquellos organismos que, se supone, existen para protegerlos. En efecto, que existan este tipo de personajes en los cuerpos de seguridad, daña su imagen completa. Sabemos que no todos son así, pero genera un miedo en la ciudadanía, que difícilmente confía en que no se ejerza un abuso de poder sobre su persona y por tanto calla ante las injusticias.
Podemos incluso ir más allá dado que no sólo depende de estos personajes concretos, sino que en muchos países el sistema judicial está corrupto y/o anticuado. Esto intensifica la falta de confianza y seguridad depositada en las organizaciones y entidades públicas que supuestamente existen para dar servicio al ciudadano.
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Libertad
En este caso queremos hacer mención a la libertad de expresión, de mostrar y decir realmente quiénes somos y qué pensamos. Obviamente hay pensamientos y comunicados que conllevan la vulneración de los derechos humanos y, esos, no son bienvenidos bajo ninguna circunstancia. No obstante, debemos sentirnos con la confianza y el deber moral de posicionarnos ante las injusticias. Esto no significa que nuestra forma de lucha deba ser siempre validada o visible a ojos de los demás, sino que actuemos del modo más acorde a nuestra forma de ser, a nuestros valores y a aquello que nos permita tener la conciencia tranquila.
Sin embargo, no debemos olvidar que, por mucho que pueda doler esta verdad, no posicionarse, de una forma u otra ante un situación injusta, es posicionarse del lado del opresor.
En esta línea también diremos que subir un par de fotos o stories a redes sociales un día concreto en el que es tendencia puede generar algo de controversia. En efecto, como decíamos, debemos posicionarnos, pero no debemos olvidar que luchar por la verdad y por la libertad de expresión no es una moda. No es cuestión de un día X en el que todo nuestro entorno sube algo a sus redes. Se trata de luchar a favor de esta libertad cada día y vencer el miedo o la pereza para actuar cuando toca. Manifestaciones, recolecta de firmas, donaciones, intervenciones reales, … Son miles las formas en las que podemos luchar por nuestra libertad.
Si queremos un mundo mejor en el que, por muy utópico que suene, se logren alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible basados en la erradicación de las desigualdades, la prosperidad y la justicia para todos o la protección del entorno, debemos entender que desde la comodidad de nuestro sofá y desde el anonimato de nuestros móviles no lograremos nada. Es un paso, pero no es suficiente. La lucha es constante y real, no un trending topic.
Este artículo fue publicado por GenÉthico, lea el original aquí.
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