Por: GenÉthico
La existencia de la desigualdad social y económica no es un secreto para nadie. Se puede percibir en la esfera individual, pero también entre países. Desde el punto de vista de GenÉthico hablamos de países empobrecidos y de países enriquecidos. ¿Por qué? Porque realmente hay un grupo de países, considerados potencias dados su economía y su poder frente a otro países con menos recursos económicos, que llevan siglos explotando a este otro grupo, a su ciudadanía y a sus recursos naturales.
Historia
El colonialismo es un sistema de dominación política y militar en el que un país controla a otro y domina por la fuerza a la población del territorio invadido. La sumisión del pueblo invadido es total: cultura, política, religión, … De hecho, estos territorios incluso carecen de libertad y derecho a la autodeterminación.
El colonialismo se inició en Europa sobre el siglo XV. En esos inicios, España y Portugal llegaron hasta las Indias Orientales y América. Más tarde, sobre el año 1800, Gran Bretaña se expandió hasta Asia, África y el Pacífico.
Lo que hizo España (por ser el caso más cercano a nosotros) en el siglo XV cuando descubrió América fue invadirla, saquearla y explotar a las personas y los recursos naturales que allí habían. Provocó la sumisión del pueblo autóctono, con su cultura y su identidad, desde su posición dominante y mediante el uso de la fuerza y la violencia.
Lo que ha motivado a muchas de estas potencias a colonizar ciertas regiones ha sido la voluntad de apropiarse de los terrenos, de las riquezas, de los recursos naturales, así como por el control económico y/o militar, entre otros. Esto ha supuesto la destrucción de muchas regiones, de biodiversidad, de poblaciones, de sus culturas, etc.
Existen numerosas tipologías de colonialismo. La tipología promovida entre los siglos XV y XIX fue una mezcla entre colonialismo directo y de explotación.
Aquí entra también el concepto de imperialismo que viene a ser una ideología que engloba al colonialismo.
Elementos clave del colonialismo
A continuación mencionamos algunos elementos claves para que se produzca el colonialismo:
- Invasión y sumisión de un pueblo por una potencia.
- La potencia se mezcla con el pueblo guardando su posición de dominancia.
- El país invasor impone su identidad cultural, religiosa y política.
- La potencia explota sin límites los recursos naturales del territorio invadido.
- La sociedad ahora dominante somete a la población originaria y la explota sin ética ni moral.
- Hay un predominio cultural europeo.
Actualidad
Hoy día, aún quedan 17 colonias en el mundo, principalmente dependientes de Francia, Reino Unido y Estados Unidos. Son lo que la ONU denomina “territorios no autónomos”. Por ejemplo: Sahara, Anguila, Bermuda…, siendo la gran mayoría islas.
Sin embargo, no sólo debemos tener en cuenta las colonias que aún existen. Hay otras formas de invadir y someter a un pueblo y región. Es lo que se conoce como la explotación colonial o colonialismo de explotación. En este caso, las potencias -es decir, los Estados que tienen la capacidad de influir y proyectar poder, tanto política como económicamente,- explotan a un pueblo y sus recursos del territorio, sin por ello convivir con ellos.
Desde los años 1960 hablamos de globalización, la etapa más reciente de lo que se conoce como occidentalización. Si bien es cierto que esto tiene muchas ventajas, también son muchas las desventajas. En efecto, cada vez más existe una cultura que está prevaleciendo sobre las demás y que se está instalando poco a poco en todos los países: la cultura europea (dicho de forma más generalizada).
Si nos fijamos en los estilos de vida, cada vez vemos un patrón más presente. Incluso a nivel lingüístico, varios de los idiomas que se emplean en antiguas colonias son el portugués, francés, español o inglés, debido a la invasión de la época realizada por actuales países europeos como Portugal, España, Francia o Reino Unido. Dar visibilidad y promover las culturas indígenas es un enriquecimiento para toda la población y una forma de fomentar la reducción de las desigualdades a largo plazo si empezamos a valorar las diferencias, en vez de ocultarlas o eliminarlas.
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Los países más pobres del mundo
África es uno de los continentes más ricos en recursos naturales. En efecto, tiene la concentración más rica de petróleo, cobre, diamantes, litio, oro e, incluso, bosques de frondosas y frutas tropicales. En cuanto a los recursos minerales, se estima que el 30% se halla en el continente africano y éste también dispone de las reservas de metales preciosos más grandes a nivel mundial.
No obstante, de los 48 países más pobres del mundo, más de 3/4 se hallan en África. Esto significa que más de la mitad de los países del continente en cuestión son considerados países empobrecidos, dado su alto índice de pobreza. De hecho, según datos de ACNUR, 9 de estos países están señalados como emergencias humanitarias.
Los países empobrecidos sufren grandes consecuencias como la pobreza. Como dato relevante, cabe decir que de los 25 países con menor PIB per cápita, tan sólo 3 no se encuentran en el país Africano. Esto lleva a estas poblaciones a sufrir hambruna o encontrarse en situación de vulnerabilidad extrema, no disponiendo de medios ni recursos para sobrevivir. Esto a su vez los hace ser más vulnerables frente a catástrofes de tipo climático como sequías, inundaciones, … lo cual cierra el círculo, incidiendo en su situación social y el acceso a elementos que les permite cubrir sus derechos fundamentales como la educación, la alimentación o la sanidad.
Y entonces, ¿qué?
En los países enriquecidos hay una tendencia muy grande de hacer oídos sordos y taparnos los ojos ante las injusticias y las desigualdades con el único fin de mantener nuestros privilegios. Nos da igual que para que nosotros vivamos muy por encima de la media, otras personas tengan que sufrir, morir o carecer de oportunidades de crecimiento.
Desde las potencias hay una tendencia a verse superior a los demás y, por tanto, disponer de otros países, regiones, poblaciones a nuestro antojo y, como se suele decir, les damos el pez para que se alimenten en vez de enseñarles a pescar. Nos interesa quitarnos el cargo de consciencia bajo una falsa ilusión de que les estamos ayudando y les estamos aportando recursos para que puedan vivir, en vez de enseñarles a sobrevivir sin nosotros. ¿Y todo por qué? Por miedo a perder esa posición de poder, de dominancia. Esto es una injusticia social en toda regla y una falta absoluta de ética y moral.
Y lo peor es que, a veces, incluso, no tenemos que llegar a la diferencia entre países, sino que en un mismo país existen grandes desigualdades que, mientras no nos afecten de forma directa, evitamos, ocultamos o renegamos.
Este artículo fue publicado por GenÉthico, lea el original aquí.
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