La pandemia de COVID-19 cambió los esquemas en que las empresas se desarrollaban en prácticamente todos los países afectados, en donde ya no se requieren programas de recuperación sino de rediseño y “reconstrucción” de las organizaciones, en los cuales sea considerada la conciencia social y ambiental como la base del centro de sus nuevas decisiones.
Así lo advirtió Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz 2006 y fundador de Grameen Bank, The Bank for the Poor, quien ofeció una conferencia en el marco de la Semana Internacional del Executive MBA (MEDEX) del IPADE Business School, en la que instó a que todas las acciones relacionadas con la reconstrucción conduzcan a la creación de una economía social, económica y ambientalmente consciente para el país, así como para el mundo.
“Debemos diseñar nuestros planes ahora mismo, cuando estamos en medio de la crisis. Cuando termine la crisis, habrá una estampida de viejas ideas y ejemplos de rescate para apresurar las acciones. Se presentarán argumentos para descarrilar las nuevas iniciativas al decir que se trata de políticas no probadas”, adelantó.
Ante ello, el creador de un revolucionario sistema de micro-financiamiento como herramienta fundamental en la lucha contra la pobreza, propone un plan de reconstrucción basado en una nueva forma de negocio llamada “empresa social”, que se sustenta en un modelo negocio creado únicamente para atender los problemas de las personas, sin obtener ningún beneficio personal de los inversores, excepto para recuperar la inversión original.
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Las empresas pueden ayudar a terminar con las desigualdades sociales
Convencido de que las empresas pueden ayudar a terminar con las desigualdades sociales, Yunus mencionó que la misión de una empresa social es resolver un problema específico en beneficio de los más vulnerables o desfavorecidos de la sociedad, empresa que a su vez genera ganancias y tiene como objetivo ser económicamente autosuficiente: “Eliminar la necesidad de recaudación de fondos permite a las empresas sociales reinvertir las ganancias para generar un impacto social sostenible, el 100% de los beneficios de la empresa se reinvierte en la continuación de la misión social de la empresa”.
Durante su participación virtual, el también cofundador del Centro Yunus Social Business, consideró que la actual pandemia es un área de oportunidad para que las organizaciones evalúen su misión social, encaminándola a un bien común, por ello, señaló que la responsabilidad compartida también involucra a los gobiernos, que tendrán la oportunidad de priorizar y abrir espacios para que las empresas sociales asuman importantes responsabilidades de rediseño.
Mencionó que los gobiernos no deben esperar a que las empresas sociales aparezcan o crezcan, pues deben alentar y apoyar al poner en marcha sus programas de bienestar tradicionales, encaminados al cuidado de los indigentes y los desempleados, ofrecer atención médica, reactivar todos los servicios esenciales y apoyar todo tipo de empresas donde las opciones de negocios sociales tardan en presentarse.
El economista resaltó que en cuanto el concepto y las experiencias de las empresas sociales comiencen a recibir la atención de los gobiernos, muchos otros empresarios serán inspirados para convertirse en emprendedores exitosos de empresas sociales y desempeñar roles sociales muy valiosos en cualquier tipo de crisis.
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