Según los nuevos datos dados a conocer por ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y obtenidos mediante el Rastreador Global de Respuestas de Género a la COVID-19, la mayoría de los países del mundo no están haciendo lo suficiente para proteger a las mujeres y las niñas de las consecuencias económicas y sociales de la crisis de la COVID-19.
El rastreador, que incluye 2,500 medidas de 206 países y territorios, analiza específicamente y desde la óptica del género las medidas gubernamentales en tres categorías:las que combaten la violencia contra las mujeres y las niñas, las que apoyan a quienes proveen trabajo de cuidados no remunerado, y las que refuerzan la seguridad económica de las mujeres.
Los resultados indican que 42 países, es decir, una quinta parte (un 20%) de los analizados, no han adoptado ninguna medida con perspectiva de género en respuesta al COVID-19. Sólo 25 países (el 12% del total mundial) han introducido medidas que abarcan las tres categorías.
Sólo 25 países han introducido medidas que respaldan a las mujeres
Entre estas medidas, cabe citar, por ejemplo, líneas telefónicas de ayuda, refugios, respuestas judiciales para contrarrestar el aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas durante la pandemia, transferencias de dinero específicamente para las mujeres, servicios de atención infantil, o permiso de ausencia por motivos familiares o de enfermedad.
“La crisis de la COVID-19 ofrece una oportunidad para que los países transformen los modelos económicos existentes y los orienten a un contrato social renovado que dé prioridad a la justicia social y la igualdad de género. Este nuevo rastreador de respuestas de género puede ayudar a acelerar la reforma de las políticas detectando las carencias en las iniciativas nacionales y la financiación, y resaltando las mejores prácticas”, afirmó Achim Steiner, administrador del PNUD.
“Ha quedado claro que la pandemia de la COVID-19 está afectando con dureza a las mujeres: como víctimas de violencia en el ámbito privado confinadas con sus agresores, o cuidadoras no remuneradas de una familia o comunidad, o trabajadoras en puestos sin protección social. El Rastreador Global ayuda a los Gobiernos a tomar decisiones acertadas en materia de políticas, pues permite compartir las buenas prácticas y hacer un seguimiento del progreso en las políticas y medidas de atención que permiten combatir la violencia contra las mujeres”, sostuvo Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora ejecutiva de ONU Mujeres.
Los nuevos datos revelan que, en sus esfuerzos por hacer frente a la pandemia de la COVID-19 y en lo relativo al género, los Gobiernos han centrado sus esfuerzos principalmente en evitar o dar respuesta a la violencia contra las mujeres y las niñas; estas medidas representan el 71% de todas las acciones identificadas o, en otras palabras, 704 medidas en 135 países.
De este total, el 63% se ha centrado en fortalecer los servicios esenciales, como refugios, líneas telefónicas de ayuda y otros mecanismos de denuncia. Sin embargo, sólo 48 países, es decir, menos de una cuarta parte de los analizados, consideraron los servicios relacionados con la violencia contra las mujeres y las niñas como parte integral de sus planes de respuesta nacionales y locales frente a la COVID-19, y muy pocos previeron financiación adecuada para tales medidas.
Por otra parte, la respuesta en lo referido a la protección social, la crisis de la atención y los puestos de trabajo en gran medida ha obviado las necesidades de las mujeres: sólo 177 medidas (el 10% del total) de 85 países apuntan explícitamente a reforzar la seguridad económica de las mujeres, y menos de una tercera parte de los países (60 en total) ha adoptado medidas de apoyo a quienes proveen trabajo de cuidados no remunerado y de refuerzo de los servicios de atención para niñas y niños, personas de edad o personas con discapacidad.
El rastreador también refleja una respuesta de género muy variada en los diversos países y regiones
Europa se sitúa a la cabeza de la respuesta a la violencia contra las mujeres y las niñas y al trabajo de cuidados no remunerado: a este continente corresponde casi el 60% de todas las medidas contra la violencia y el 72% de todas las medidas para abordar el trabajo de cuidados no remunerado. El continente americano ha adoptado la mayor cantidad de medidas tendientes a reforzar la seguridad económica de las mujeres; le sigue África.
Algunos ejemplos positivos:
- En Bosnia y Herzegovina se ha creado un plan para apoyar a las organizaciones de la sociedad civil que mantienen refugios; en Colombia y Suecia, se han puesto o se pondrán a disposición recursos financieros para dar apoyo a sobrevivientes de violencia de género.
- En respuesta a la crisis de la atención, Argentina ha aumentado los pagos mensuales de manutención infantil; Australia y Costa Rica han tomado las medidas necesarias para que los servicios de atención infantil se mantengan abiertos durante el confinamiento; Austria, Chipre e Italia han otorgado permiso adicional por motivos familiares a las madres y los padres que trabajan y se han visto afectados; y Canadá, España y la República de Corea han introducido beneficios monetarios para las madres y los padres afectados por el cierre de las escuelas y los centros de cuidado diurno.
- Algunos países, como Togo, Georgia y Marruecos, ofrecen transferencias monetarias o subvenciones a las mujeres emprendedoras o que se dedican al comercio informal.
Recomendaciones basadas en los datos del rastreador
Los datos obtenidos por el rastreador sugieren que, incluso en el caso de países que han adoptado una asombrosa cantidad de medidas con perspectiva de género, estas sólo serán eficaces si cuentan con financiación suficiente y se mantienen en el tiempo. Otras recomendaciones:
- Los servicios para dar respuesta y evitar la violencia contra las mujeres y las niñas deben ser considerados servicios esenciales, contar con financiación suficiente y formar parte integral de los planes de respuesta nacionales y locales frente a la COVID-19;
- Es preciso crear paquetes fiscales destinados a asegurar que las mujeres no queden fuera de la respuesta a la pandemia y la correspondiente recuperación; y, por último,
- Los Gobiernos deben apoyar la participación activa de las mujeres en el liderazgo y en los procesos de toma de decisiones en el marco de la respuesta a la COVID-19, e invertir en datos desglosados por sexo para garantizar que sea posible reconocer y abordar eficazmente las repercusiones de la pandemia diferenciadas por género.
Con información de ONU mujeres.
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