Los efectos de la pandemia de COVID-19 han sido generalizados a nivel mundial y han afectado de forma desproporcionada a las capas más vulnerables de la población incluidas las familias con niños.
Un nuevo informe de UNICEF y el Banco Mundial concluye que al menos dos terceras partes de los hogares con menores sufrieron pérdidas de ingresos desde el inicio de la epidemia de coronavirus.
El estudio, que analizó esta cuestión mediante encuestas telefónicas en 35 países, destaca que el 75% de los hogares con tres o más hijos vieron como menguaban sus ingresos, en comparación con el 68% de los hogares con uno o dos hijos.
Esta pérdida de renta tuvo consecuencias directas en los adultos que viven con niños, ya que uno de cada cuatro reportó no haber comido durante uno o más días y casi la mitad de ellos se saltó una comida por falta de dinero.
Menos recursos y menos acceso a servicios esenciales
El director del Grupo de Programas de UNICEF alertó que los modestos avances en materia de pobreza infantil registrados durante los últimos años a nivel global corren el riesgo de perderse.
“Las familias han sufrido pérdidas de una magnitud asombrosa. Mientras que el año pasado la inflación alcanzó su nivel más alto en años, más de dos tercios de los hogares con niños ingresaron menos dinero. Las familias no pueden permitirse alimentos o servicios sanitarios esenciales. No pueden permitirse una vivienda. El panorama es desolador, y los hogares más pobres se están hundiendo aún más en la pobreza», advirtió Sanjay Wijesekera.
El estudio también destaca que en estas situaciones los niños se ven privados de los elementos más esenciales, entre ellos el de la enseñanza. Un 40% de los hogares encuestados afirmó que los menores no realizaron ningún tipo de actividad educativa cuando la pandemia obligó al cierre de las escuelas.
Teniendo en cuenta que los datos se recopilaron a nivel de hogar, es probable que la tasa de participación real a nivel individual sea aún menor, especialmente para los niños que provienen de hogares con tres o más hijos.
“Las interrupciones que afectan a la educación y a la atención sanitaria de los niños, unidas a los enormes gastos sanitarios que afectan a más de 1000 millones de personas, podrían frenar el desarrollo del capital humano, es decir, los niveles de educación, salud y bienestar que necesitan las personas para convertirse en miembros productivos de la sociedad», afirmó la directora mundial de Pobreza y Equidad del Banco Mundial.
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Según el informe, antes del inicio de la pandemia de la COVID-19, uno de cada seis niños en todo el mundo (356 millones) vivía en la pobreza extrema, ya que su entorno familiar trataba de sobrevivir con menos de 1.90 dólares al día.
Más del 40% de los niños vivían en una situación de pobreza moderada, mientras que cerca de 1000 millones vivían en la pobreza multidimensional en los países en desarrollo, una cifra que desde entonces ha aumentado en un 10% como resultado de la pandemia.
Desde el inicio de la epidemia de COVID-19, el Banco Mundial apoyó con 12,500 millones dólares la implementación de los miles de medidas de protección social adoptadas por más de 200 países o territorios, una ayuda que ha llegado a unos 1000 millones de personas en todo el mundo.
Con información de las Naciones Unidas.
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