Por: Banco Interamericano de Desarrollo
El reporte «Evento extremo: El Shock de la Pandemia at Turismo Sin Precedente en América Latina y el Caribe » (solo disponible en inglés), incluye un nuevo Índice de Dependencia del Turismo para países, con 35 economías de América Latina y el Caribe. Exhorta a los gobiernos a tomar medidas sin precedente para prevenir la propagación del virus, y apoyar los ciudadanos y las economías en una región que más depende del turismo en el mundo.
Basado en simulaciones, el impacto directo del shock a los flujos de turismo en Bahamas podría causar una contracción económica relativa a las estimaciones pre-crisis de entre 8% y 13%. Ejercicios similares que incorporan la contribución potencial indirecta del turismo para la actividad económica aumentaría aún más estas pérdidas estimadas. Si bien dependen menos del turismo que muchas economías del Caribe, grandes economías como Brasil y México podrían experimentar shocks de caídas de crecimiento ligados al sector de entre 2% y 5%, respectivamente, frente a estimaciones pre-crisis.
Las Americas incluye a países altamente dependientes del turismo. Aruba, con un Índice de Dependencia del Turismo de 84,7%, es la economía más dependiente del mundo, seguida por Antigua y Barbuda (61,4%) y Bahamas (59,4%). Venezuela (5,5%), Paraguay (3,7%) y Surinam (3,2%) son los países que menos dependen del turismo en la región. 14 de las 15 economías más turismo dependientes en las Américas se encuentran en el Caribe.
Impacto de COVID-19 en los empleos de turismo
No obstante, el sector es significativo para otras economías también. De 2014 al 2018, el turismo aportó un promedio de casi 16% en producción y empleo en México, y cerca del 10% del empleo y el PIB para Uruguay, Argentina y Chile. En Brasil, el turismo fue responsable para un 8% del empleo, representando a cientos de miles de trabajos.
“Sumando todo, nuestro Índice de Dependencia del Turismo y varios indicadores relacionados sugieren que países en América Latina y el Caribe van a sufrir más que otros en términos de shocks por la COVID-19”, dijo el asesor económico para el Departamento del Caribe del BID, Henry Mooney. “Los gobiernos pueden proveer un apoyo enfocado y a la medida para preservar activos productivos, reemplazar ingresos perdidos para individuos que dependen del sector, y utilizar un período de transición para preparar el terreno para reactivar las actividades bajo circunstancias inciertas”.
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Los autores compararon el shock COVID-19 con seis episodios históricos, incluyendo los ataques de 11 de septiembre del 2001 y la irrupción del Ébola. Ninguno se aproximó a la magnitud del daño causado por la actual pandemia. Mientras que los flujos turísticos se contrajeron en casi 4 % frente al año anterior durante la crisis financiera global, la pandemia podría causar un shock negativo de entre 40% y 70% en un solo año, un evento extremo.
El reporte también simula los shocks al empleo, las exportaciones y el balance de pagos. Aruba, donde casi uno de cada tres empleos está ligados al turismo, podría vivir una disrupción por encima del 20% de su fuerza laboral. El reporte también destaca la extrema magnitud del impacto en la sostenibilidad externa, forzando muchas economías de la región a tener que enfrentar presiones inéditas sobre su cuenta corriente y tipos de cambio.
“Aún para las economías más grandes y diversificadas, el impacto neto sobre la actividad económica podría llevar a contracciones a una escala que nunca hemos presenciado”, dijo la investigadora del BID María Alejandra Zegarra. “Países que entran en crisis sin un marco de políticas adecuadas o que padecen de mecanismo de protección externos serán particularmente afectados”.
El reporte es un esfuerzo conjunto con el Centro de Economía Política (CEPR, por sus siglas en inglés) y está incluido en el libro COVID-19 en las Economías en Desarrollo (ver libro).
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