Las opciones que tenemos para aportar a la causa de «salvar al planeta» cada vez son más amplias; quizá porque cada vez hay más problemas que afrontar, pero como bien dicen: «la unión hace la fuerza» es por esa razón que el día de mañana, 30 de marzo, miles de personas se unirán a «La hora del planeta». Este año la cita es de 20:30 a 21:30.
Considerado por muchos, éste es el mayor movimiento global contra el cambio climático y defensa de la naturaleza; sin embargo, pocos saben cómo nació esta iniciativa.
La Hora del Planeta empezó hace más de una década en Sidney, en el año 2007, como gesto simbólico para llamar la atención sobre el problema del cambio climático.
Comenzó con un sencillo gesto que consiste en apagar las luces de hogares, negocios, edificios y monumentos emblemáticos durante una hora. Una sencilla acción que después articularía un creciente movimiento mundial por el Planeta.
De acuerdo con WWF, «ya forman parte del movimiento de defensa de la naturaleza miles de ciudades de 188 países que apagaron más de 17.000 monumentos y edificios icónicos, uniendo a ciudadanos, empresas, ayuntamientos e instituciones para, entre todos, ‘cambiar’ el cambio climático”.
La organización señala que estamos viviendo una «transición ecológica que es imparable». Por fin, gobiernos, ciudades, empresas y ciudadanos de distintas partes del mundo se están movilizando. Miles de iniciativas en favor del clima y la naturaleza se están produciendo. Muestra de ello fue la movilización de estudiantes que exigieron que se desarrollen estrategias efectivas para detener el cambio climático.
«La Hora del Planeta se ha convertido en una oportunidad única en defensa del Planeta, promoviendo estilos de vida sostenible, fomentando el desarrollo renovable, conservando nuestros bosques, mares y recursos naturales o luchando contra la pérdida de biodiversidad», afirma la organización.
«Lo que antes era impensable hoy es imparable», Ban Ki Moon, COP 21 Paris