Por: ONU noticias
La crisis mundial por el coronavirus ha ido en constante crecimiento, muchos establecimientos se han visto afectados por su cierre temporal o permanente, muchas personas se han quedado sin empleo, todo ha cambiado a ser virtual; esto puede ser un a favor o en contra de muchos.
«Se ha disparado el desempleo. Los cierres temporales de empresas se convierten en permanentes. La recuperación de los niveles de empleo y producción anteriores a la crisis puede llevar años», razonaba António Guterres en una reunión virtual con la Alianza Mundial de Inversores para el Desarrollo Sostenible.
El máximo responsable de la Organización destacó que, dado que las personas más pobres y vulnerables son las que más sufren «por la pérdida de empleo y las enfermedades, por unos sistemas de salud desbordados e insuficientes y por la falta de redes de seguridad social», el mundo se desvía «aún más de la senda establecida por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible«.
Una oportunidad para salir de la crisis
Guterres afirmó que la reconstrucción debe consistir en una «economía mundial más justa, ecológica y resistente, que no deje a nadie atrás».
«Hay signos prometedores de que este momento podría abrir la puerta a transformaciones que llevan mucho tiempo preparándose, pero que tal vez necesiten un último empujón», afirmó el Secretario General.
A su vez, destacó la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 como «el marco aceptado por todo el mundo«; el Programa de Acción de Addis Abeba como una vía para movilizar recursos y el Acuerdo de París sobre la crisis climática, como el pacto para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, y subrayó la importancia de conciliar los valores económicos y los sociales.
El coronavirus provoca una sacudida económica que amenaza las esperanzas y los logros del desarrollo sostenible
«Esto significa que las empresas actúen en interés de las partes interesadas, no sólo de los accionistas, e integren la sostenibilidad en sus operaciones», explicó Guterres.
Cambio de prioridades
El titular de la ONU subrayó la importancia de garantizar que las repercusiones ambientales y sociales se tengan en cuenta en todas las decisiones financieras.
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Explicó que, al reorientar la financiación internacional pública a los sectores dedicados a la sostenibilidad, y adaptar los flujos financieros privados al objetivo de lograr las emisiones de carbono neutras, se puede destinar el capital a las economías en desarrollo y emergentes «para contrarrestar los riesgos de fragmentación que esta crisis amenaza con desencadenar».
Pese a reconocer que la COVID-19 desbarató muchas estrategias y desplazó el foco de atención de la planificación a largo plazo a las demandas inmediatas, afirmó que «subraya la necesidad de reflexionar a largo término, crear resistencia y limitar el impacto de futuras crisis».
Guterres concluyó su intervención pronosticando que, de modo general, las crisis se volverán cada vez más complejas y con múltiples fases, «extendiendo los ya limitados recursos y causando un sufrimiento humano más generalizado».
«Les pido que aprovechen este momento de crisis para dar forma a un futuro mejor», concluyó el jefe de las Naciones Unidas.
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