El hambre sigue estando muy por encima de los niveles previos a la pandemia. Unos 735 millones de personas padecen hambre en la actualidad, un aumento de 122 millones en los últimos cuatro años.
Se estima que en 2022 padecieron hambre en todo el mundo de 691 a 783 millones de personas, según la última edición del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, publicado este miércoles de forma conjunta por cinco organismos de las Naciones Unidas. Se observaron progresos en la reducción del hambre en Asia y América Latina, pero siguió aumentando en Asia occidental, en el Caribe y en todas las regiones de África. En este continente una de cada cinco personas se enfrenta al hambre, más del doble de la media mundial.
En todo el mundo, 148 millones de niños y niñas menores de cinco años (22.3 %) padecían retraso del crecimiento, 45 millones (6.8 %) sufrían de emaciación y 37 millones (5.6 %) tenían sobrepeso.
“La situación en 2022 muestra que estamos más lejos, no más cerca, de cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 2, a no ser que tomemos acciones drásticas y cambiemos radicalmente la forma en la que gestionamos los sistemas agrícolas. Nos enfrentamos a una rápida urbanización y se proyecta que siete de cada diez personas vivirán en ciudades en 2050”, dijo QU Dongyu, director general de la FAO.
América Latina y el Caribe
Asimismo, se observaron progresos en la reducción de la desnutrición en América Latina, que pasó del 6.4% en 2021 al 5.8% en 2022, pero aumentó en el Caribe, del 14.7% al 16.3%. En este contexto, el economista jefe de la Organización para la Alimentación y la Agricultura declaró que la región se pudo recuperar más rápidamente de la COVID-19 gracias a los sistemas de protección social.
Máximo Torero señaló que “Brasil fue el único país donde la pobreza disminuyó durante el año 2020. La razón fue que duplicaron las transferencias de efectivo de su programa de protección social y eso ayudó a minimizar el impacto sobre los consumidores”.
Por el contrario, el gran tamaño del sector informal en la región fue perjudicial, y produjo una gran caída del PIB, ya que, ante el confinamiento, los comerciantes se quedaron sin ingresos y tras él habían gastado sus ahorros, añadió Torero.
De igual forma, el aumento de la hambruna en el Caribe se debió a la COVID-19, ya que su principal fuente de ingresos, el turismo, quedó suspendido. Además, la región depende de las importaciones de alimentos.
Se prevé que casi 600 millones de personas pasarán hambre en 2030: 119 millones más que si no hubieran ocurrido la pandemia y la guerra en Ucrania. El informe también muestra que más de 3100 millones de personas en el mundo (42 %) no podían permitirse una dieta saludable en 2021.
Con información de ONU noticias.
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