Esta entrevista a la bióloga Liliana Gutiérrez, es parte de la serie ‘Miradas Compartidas’, entrevistas realizadas por Sara Pedrola para Valor Compartido en las que ofrecemos diferentes visiones sobre temas sociales y medioambientales de la mano de sus protagonistas.
A Liliana Gutiérrez, National Geographic le otorgó un proyecto para y por las mujeres que viven en la zona costera de La Paz (Baja California). Una zona pesquera estigmatizada donde la lucha social la protagonizan las doñas de la Comunidad del Manglito, que consiguieron lo que sus maridos pescadores no: Proteger el estero del Conchalito y contener la pesca ilegal del bien mas preciado por la comunidad, el callo de hacha.
La bióloga, sentada en un bar y arropada por un poncho, en un inusual día frío en La Paz, explicó que “la razón por la que vivimos en un sistema poco sustentable es porque el patriarcado nos ha abocado a una falta de balance en nuestras vidas”.
Un patriarcado del que la Comunidad de Pescadores del Manglito, maltratada por drogas y pobreza, tampoco se escapa. Con National Geographic el trabajo que se está llevando a cabo consiste en que las mujeres de las zonas costeras diseñen y trabajen en sus propios proyectos de conservación y restauración.
“En cuanto las mujeres estén más capacitadas y empoderadas para salir a tomar puestos de dirección, desarrollar sus propios proyectos, más apoyadas en su rol de madres y más escuchadas en sus problemáticas de violencia intrafamiliar, vamos a ayudar a que florezca un liderazgo que ayude a la sustentabilidad”.
Primer paso: Capacitación.
“Durante un año las mujeres del Manglito: Marta, Claudia, la Tita, la Anita, Cheli, Vero, la Yari, Rosa, la Chela, Sara, Adriana, Dani, Erika… tomaron cursos de dos tipos, unos menos pragmáticos relacionados con el ser sistémico y con la capacidad de auto verse como parte de un sistema y tomar conciencia de su maquinaria física, y el segundo tipo son aquellos que están más enfocados en temas prácticos, como por ejemplo, ayudarlas a continuar con la vigilancia en la playa, capacitación para la observación y el reconocimiento de aves, buceo, temas de oratoria… y eso es lo que ellas van a ir a ofrecer a otras mujeres. Desde el 24 al 28 de febrero estas mujeres se fueron hasta la Bahía de Quino para compartir aprendizajes. Su anhelo es seguir por todo el país, en particular para Liliana el Alto Golfo es un sueño largamente esperado.
Hay que dejar de inventar el hilo negro y unirnos para crear una red nacional y latinoamericana de mujeres en zonas costeras compartiendo experiencias, ayudándose, capacitándose, para que alcancen autonomía económica, y que puedan ser las propias gestoras de sus proyectos de restauración y conservación”.
Las causas raíz de la falta de sustentabilidad
La falta de balance que creó el patriarcado, para Gutiérrez va más allá de las oportunidades mal repartidas entre hombres y mujeres, “sino a que verdaderamente hemos perdido todas las virtudes y las ventajas del liderazgo femenino.
El hecho de haber minimizado, oprimido y arrebatado esa capacidad a las mujeres, como humanidad hemos empeorado en la capacidad del trabajo en equipo y es esta falta de características en el liderazgo las que nos han llevado a un sistema competitivo y unidireccional que, además, pierde la diversidad. Y esas son las causas raíz de la falta de sustentabilidad”.
Café y niños, las claves como organización
De la misma forma que probablemente conquistamos a una persona de la que queremos obtener su confianza: tomando un café y jugando con sus hijos, así fue como la Organización Noroeste Sustentable (NOS) puso su primer pie en el Manglito.
Gutiérrez, quien desde el 2017 fue su directora ejecutiva contó cómo NOS se instaló en el centro de la comunidad, con una política de puertas abiertas, y comenzando con lo que aparentemente parecía lo más sencillo: trabajar con los niños y crear un espacio donde los pescadores pudieran tomar su café en las mañanas. Entonces comenzó la carrera de fondo. El empeño por entender bien la economía familiar de los pescadores, y lograr un empoderamiento de las mujeres fue lo que le siguió. Diez años que según cuenta Gutiérrez tuvieron muchos errores, con muchos pasos atrás, pero también con muchos aciertos. “NOS fue pionera como organización en entender el sistema socio cultural de la pesca. Nos metimos a entender los rasgos culturales de la pesca y, aunque hoy se ve como algo normal, en aquel entonces no lo era”.
Veda de pesca responsable un punto de inflexión
La Comunidad de pescadores junto con la organización decidió hacer una veda de pesca responsable. Esto significó dejar de pescar callo de hacha durante seis años, “una medida muy controversial ya que era el sustento de la comunidad, pero a su vez la única oportunidad de dejar crecer y reproducirse al molusco. Y mientras pasaban tiempos difíciles y su economía se veía mermada por esta decisión, los adictos al cristal se acercaban a las orillas del manglar y malvendían su producto. Fueron momentos complicados”.
“Como organización es fundamental una cosa: Escuchar, escuchar y escuchar«. También escuchar y observar, observar, y observar. Sin embargo, cometimos fallos, y aunque es mi lectura personal, creo que nuestro error fue que dejamos de ser honestos con nuestro contexto y no nos adaptamos a los cambios que habíamos provocado.
Nos aproximamos a una comunidad queriéndoles llevar una solución, no es en mala onda, quizá es pedante, pero sin maldad. Queremos poner al servicio de la comunidad todo lo que hemos estudiado, leído…y no hay nada de malo en eso, solo falta la otra pieza, la única que sostiene un esfuerzo a largo plazo: ¿Cuál es la aspiración de esa comunidad? ¿Qué quiere crear? Si logras que una comunidad hable de lo que quieren crear, nada más dótalos, ahora sí, con todas tus herramientas. La estructura más revolucionaría con la que cuenta el hombre son los círculos, y es eso lo que hay que lograr, que los círculos pequeños se conecten con los grandes y crear círculos más grandes aún.
Otra de las cosas que les diría a las organizaciones es que tenemos que perder menos tiempo con la teoría y hay que hacer cosas. La transformación es un baile entre la acción y la reflexión.
La pesca en Baja
Si la pesca sustentable tiene un lugar en México es en Baja California Sur, pero según la experta queda poco tiempo. “Tendemos a compartimentar el problema, o lo vemos desde el punto de vista del gobierno, de las leyes, del manejo, de la ciencia o de la comunidad, y la verdad es que hay que agarrar todo el paquete completo, porque forma un sistema sociocultural y ecológico.
El Chiflo, que es un pescador circunstancial de la comunidad, ¿lo conocieron?, porque en realidad es un filósofo, un día me dijo:
– ¿Sabes porque está tan enferma La Ensenada, Liliana? Porque nosotros estamos enfermos. Los ecosistemas no son más que el reflejo de la comunidad que los cuida. Y mientras esta comunidad esté enferma, La Ensenada lo va a estar.
Y es totalmente cierto”.