A más de un año de que se anunciará la Jornada Nacional de Sana Distancia por el virus del COVID 19 en México, alrededor de 26 millones de menores de 16 años de edad dejaron de ir a la escuela, de jugar en los parques, de ver a sus amigos y sus familiares, para quedarse encerrados en su casa y adaptarse a una nueva normalidad.
Sin embargo, las secuelas que la pandemia está dejando en los niños y adolescentes, además de afectar sus rutinas escolares y sociales, propicia entre los menores de edad el que presenten trastornos emocionales que afectan su vida diaria.
Para el fundador de la asociación civil Dime y Juntos lo Hacemos, Edgar Garza Ancira, la presencia de esta enfermedad en los menores va a significar un gran reto para las autoridades en México, puesto que de no tomarse las medidas necesarias y atender a este sector de la población, en el futuro habrá adultos más intolerantes, agresivos y ansiosos.
La asociación quiere hacer frente a los daños físicos y psíquicos del encierro
“El cierre de las escuelas y el no poder acudir a los parques a jugar con otros niños y socializar ha sido una afectación brutal para estos pequeños”, dijo, pues en muchos de los casos los menores han desarrollado conductas agresivas por el cúmulo de estrés que han acumulado por el encierro y la falta de socialización con el resto de la familia y amigos.
Garza Ancira señaló que, de acuerdo con una investigación del Hospital Infantil de México, los menores se ven afectados por perder oportunidades de convivencia con otros niños, lo que les dificulta aprender a socializar, compartir, y su desarrollo de habilidades de lenguaje, motrices y recreativas, se ve deteriorado.
Por su parte el Instituto Nacional de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM), catalogó al confinamiento como una situación de estrés alto. Este organismo refiere que un niño constantemente estresado no estará enfocado en aprender. Incluso, pueden inhibirse capacidades y habilidades importantes para su desarrollo.
Edgar Ancira sostuvo que la pandemia ha influido también en los cambios físicos de los menores, como aumento de peso por inactividad; pues a diferencia de los adultos, la salud de un niño depende en un 80 por ciento de su actividad física.
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Ante esta situación, comentó que, desde el pasado mes de marzo, que el semáforo está en naranja en la Ciudad de México, su fundación promueve la realización de diversas actividades físicas para los menores y adolescentes como son: el box, fútbol y zumba, a las cuales pueden acudir los menores de cualquier alcaldía.
Comentó que las clases son gratuitas y se llevan a cabo en diferentes puntos de la alcaldía Azcapotzalco. Añadió que se cuidan las medidas sanitarias como el uso de gel antibacterial, cubrebocas y la sana distancia, por lo que invito a todos los niños, niñas y adolescentes a acercarse y participar en éstas.
Comunicado de prensa
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