Por: Caleb Palma
Alimento Para Todos
La discusión y el interés acerca de los riesgos sistémicos en torno a la seguridad alimentaria ha crecido rápidamente en los últimos años, tanto en la investigación como en las instituciones internacionales.
La crisis alimentaria de 2008, en particular, fungió como una llamada de atención para los investigadores y la comunidad internacional con respecto a la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios, el potencial de nuevos tipos de crisis alimentaria y las consecuencias políticas de tales crisis. Desde entonces, han continuado surgiendo preocupaciones sobre el futuro de la alimentación y la agricultura y los diversos riesgos que afectan la seguridad alimentaria, involucrando procesos de cambio continuo y eventos extremos.
«La noción de riesgo sistémico refleja la idea de que la creciente complejidad de los sistemas alimentarios, la multiplicidad y las interacciones entre los riesgos así como la interdependencia entre las transformaciones sociales y ecosistémicas crean nuevas vulnerabilidades y posibilitan crisis sistémicas». (Raymond et al. 2021)
Los riesgos que afectan a un solo individuo u organización generalmente se consideran independientes de los riesgos que afectan a otros individuos u organizaciones y pueden gestionarse a través de mecanismos de protección, prevención y seguros individuales. El riesgo sistémico, por otro lado, se refiere a un riesgo que, debido a las interdependencias entre los componentes de un sistema, afecta simultáneamente a todos los actores o componentes de un sistema, frustrando así las medidas convencionales como la agrupación de riesgos o la diversificación de riesgos.
En términos de temas, y como era de esperar cuando se trata de seguridad alimentaria, los riesgos sistémicos se han abordado principalmente con respecto a la producción de alimentos. Durante la última década, con la creciente preocupación por el comercio internacional y la dependencia de las importaciones, la investigación ha logrado un gran progreso en el abordaje de los riesgos sistémicos relacionados con el comercio y su interacción con los problemas de sostenibilidad. Sin embargo, el avance logrado en este ámbito hoy se encuentra en riesgo.
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En primera instancia, la capacidad productiva y de respuesta de las cadenas de suministro ya se habían visto erosionadas como consecuencia de la pandemia por COVID-19, esto aunado a las crecientes tensiones geopolíticas y económicas tiene el potencial de comprometer años de progreso en la lucha contra el hambre.
Para propiciar esta gobernanza, el aporte de la sociedad organizada resulta crucial. El análisis de nuestras dinámicas productivas y comerciales, así como la observación y colaboración con los actores de nuestro sistema alimentario son herramientas que pueden ayudarnos a identificar con precisión los puntos de vulnerabilidad del sistema en una situación dada y así prevenir fallas en cascada que podrían interrumpir el sistema en su totalidad.
Con el objetivo de navegar el entorno político, económico y social de manera efectiva y asegurar el cumplimiento de su mandato fundacional, Alimento Para Todos se involucra en el análisis del entorno para la formulación de estrategias capaces de mitigar los efectos de los riesgos sistémicos que afectan la seguridad alimentaria así como la propia operación de la Institución.
Hoy, el compromiso de aliados, donantes, organizaciones de primera línea, comunidades organizadas así como otros actores del sistema alimentario para prevenir y erradicar el hambre es más importante que nunca. La volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad se han convertido en propiedades estructurantes de los sistemas alimentarios que resulta inútil tratar de eliminar; sin embargo, es posible responder a eventos disruptivos de forma estratégica y coordinada para minimizar sus efectos negativos en la seguridad alimentaria de nuestras comunidades.
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