Hoy lunes 9 de marzo, sería un día normal en la vida de mi compañera. Pero ¿qué es un día «normal» para ella?
Levantarse a las 6 de la mañana, con la preocupación de llegar a la hora de trabajo, pero no solo esa es su preocupación, es pensar en salir, cruzar unas calles, donde desde muy temprano hay hombres que, a pesar de su apuro, se toman el tiempo de mirarla de manera deseosa y soltarle un «piropo», la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI en la primera quincena de diciembre de 2019, señala que 27.2 % de mujeres sufre acoso o violencia sexual en las calles.
Luego de caminar ese par de cuadras, solo para tomar el transporte público (metro, metrobús, camión u otro), es pensar en que debe subirse a la sección de mujeres, porque puede pasar que si se sube a la sección mixta, puedan acosarla con la mirada, hacerle gestos (sexuales) o incluso que se acerquen demasiado hacia ella y esto puede pasar en un tramo de hasta una sola estación (tres o cuatro minutos), si va en metro o metrobús.
De las personas encuestadas en la ENSU, 4.5% de las mujeres encuestadas, recibió manoseos, tocamientos, besos o se les arrimaron, encimaron o recargaron con fines sexuales sin su consentimiento, en el transporte público. El 3.7% dijo que alguna persona le mostró sus partes íntimas y en 1.8% de los casos les ofrecieron dinero, regalos u otro tipo de bienes, a cambio de algún intercambio sexual.
Por suerte, a pesar de ser la única mujer del equipo, mi compañera se siente a gusto en su lugar de trabajo, porque siente respeto y admiración de parte de nosotros; sin embargo, no todas las mujeres pueden sentirse así, ya que muchas sufren de acoso o maltrato laboral. De acuerdo a un estudio realizado en 2019 por la Facultad de Psicología de la UNAM, 60% de los trabajadores aceptó haber sido testigo de un acto de acoso laboral en algún momento de su vida, siendo más vulnerables las mujeres.
Para ella no es un problema la brecha salarial, pues se le paga por su trabajo y no por su género, aunque, no pasa igual con muchas mujeres en el país y en el mundo. No todas tienen un salario justo, muchas han logrado ocupar puestos muy importantes, pero aún así, su salario no es bien remunerado.
México tiene la peor brecha salarial de género de Latinoamérica. El salario promedio para las mujeres trabajadoras, con jornada completa, es de 5,029 pesos y un hombre recibe 5,825 pesos, detalló la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, en el Segundo Informe del Observatorio de Trabajo Digno, realizado en 2019.
Cuando llega la hora de irnos a la casa, no solo la inseguridad nos asusta a todos, a ella le asusta más por el hecho de ser mujer, ¡esto no debería pasar en ninguna parte del mundo! Para sentirse más segura, prefiere tomar un Uber, compartirle su ubicación en tiempo real a sus cercanos (incluyéndome), a pesar de esto, ni ir en este medio de transporte es tan seguro, pues se le viene a la mente Mara, Daniela, Mitzi, Miriam y Brenda, quienes abordaron estos vehículos, pero nunca llegaron a sus destinos.
De 2017 a 2020 los feminicidios en México incrementaron de 7 al día a 10.5, afirmó la oficial de derechos humanos de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), Nira Cardenas.
La coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), María de la Luz Estrada, en la presentación de la campaña «Nos van a ver juntas» refirió que de 2015 a 2019 se cometieron 15,804 asesinatos de mujeres, de los cuales 3,751 fueron investigados como feminicidio, es decir un 23.7%; tan sólo en 2019 fueron asesinadas 3,825 mujeres, 1,006 casos son investigados como feminicidio.
Así es el día a día de mi compañera y de muchas mujeres en el mundo. Este espacio debía ser ocupado por una nota de prensa realizada por ella, solo que decidió unirse al paro nacional de mujeres como protesta para exigir la erradicación de la violencia de género, la brecha salarial y el respeto a los derechos humanos de las mujeres.
Espero que mañana 10 de marzo mi compañera llegue a trabajar como todos los días y no llegue a formar parte de una de esas estadísticas que ponen los pelos de punta a cualquiera.