Por: Redacción APT
A medida que el país trata de lidiar con una pandemia y con las secuelas basadas en la salud y el bienestar de malas administraciones de salud y bienestar en general. La expectativa hacia el futuro parece un poco sombría.
Algo que pocos expertos y medios se han dedicado a explorar, aún cuando lo vemos a diario en las calles o en redes sociales es nuestro misterioso comportamiento como seres humanos. Los comportamientos prosociales son aquellos que benefician a alguien más, incluso cuando van en contra de nuestros intereses personales. Son los comportamientos que unen a la sociedad, que nos impiden matarnos y golpearnos, y que nos mantienen usando mascarillas para proteger a los demás.
Los factores de altruismo
Los humanos pueden ser prosociales por una variedad de razones. Los autores identifican cuatro factores principales:
- Reciprocidad directa.
- Reciprocidad general.
- Nivel de reputación.
- Reputación gratificante.
Es decir, que puedes dar a otra persona porque esa persona te dio algo en el pasado; reciprocidad directa. Puedes dar a otra persona porque una tercera persona se lo había dado anteriormente; reciprocidad general. Puedes donar a otra persona porque una tercera persona está mirando y espera obtener algo en el futuro: nivel de reputación. O puedes dar a alguien más porque lo viste dar a una tercera persona, eso es una reputación gratificante. Incluso puedes dar a otra persona sin ningún motivo. O tal vez solo porque se siente bien. A esto se le conoce como altruismo puro.
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Muchos estudios han documentado que estas condiciones están asociadas con la donación, pero hasta ahora, nadie realmente ha intentado integrarlas todas y poder explicar qué es lo que sucede en realidad. Por ejemplo, digamos que hay alguien que es realmente malo y egoísta, que nunca se lo da a nadie. Pero luego te da un regalo. ¿Recompensarías ese comportamiento? ¿La reciprocidad directa triunfará sobre su mala reputación general?
¿Somos entonces altruistas naturales?
Los hallazgos en experimentos de esta naturaleza arrojan resultados complejos, e incluso contradictorios. Esto haría que mirásemos el altruismo cínicamente y pensar que solo damos para recuperar algo. Pero no es así. Sabemos que incluso sin expectativas de retorno, las personas están dispuestas a dar sin esperar nada a cambio. Somos criaturas altamente sociales, capaces de integrar grandes cantidades de información social sin esfuerzo antes de que participemos en un comportamiento masivo.
Esto es particularmente importante en los tiempos actuales. Vivimos en un entorno social desigual, lo que nos obliga a depender, sin querer, del altruismo y las buenas acciones de los demás, sean las que sean. Entendiendo la beneficiencia no como algo monetario, sino como una acción natural desinteresada de ayudar a la sociedad en sí.
Por mucho que la vida moderna se esfuerce por fomentar el discurso individualista, tenemos que entender que nuestra naturaleza es social. Ha sido esta la que nos ha llevado a triunfar a lo largo de la historia y la que, en estos momentos, nos salvará de cuanta calamidad (o dicha) este por venir.
Fuente: Altruism in the COVID Era: The Study That Gives Me Hope
Medscape
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